Cuando el cuerpo te da señales

Si preguntas a varias personas qué entienden por salud, es probable que la mayoría te conteste: "no sentir dolor", "no estar enfermo", "sentirse físicamente sano".

Sin embargo, ¿qué sucede con la salud emocional, mental y espiritual? ¿Será que pensamos que no existe la salud fuera del cuerpo físico? A veces la vemos desde la perspectiva del cuerpo, pero la salud comprende lo emocional, físico, espiritual y mental. Si una de estas áreas se afecta, las otras también.

El escritor y periodista norteamericano Norman Cousins, en su libro Anatomía de una enfermedad, expone que somos responsables de nuestra salud y que debemos tomar control de nuestro proceso de sanación. Mientras sufría de una enfermedad que le imposibilitaba el movimiento, descubrió que un episodio de risa sonora, de por lo menos diez minutos diarios, tenía un efecto anestesiante, le permitía experimentar dos horas de sueño reparador y lo liberaba del dolor.

Decidió mudarse a un hotel para seguir su propio tratamiento y su médico de cabecera lo ayudó en el proceso. Alquilaba películas que lo hacían reír, entró en un tratamiento de Vitamina C y otros procesos terapéuticos poco convencionales. Descubrió que su ferviente deseo de vivir lo había ayudado a recuperarse y poco después decidió escribir el libro para ser de ayuda a otros que, como él, quisieran tomar el control de su proceso de sanación.

En varias universidades y laboratorios alrededor del mundo han hecho estudios sobre la conexión cuerpo-mente, comprobando que una actitud positiva, alegre y confiada en la sabiduría que tiene el cuerpo para sanar es vital para la prevención de enfermedades. Tan es así que prestigiosas universidades en Estados Unidos y en varias partes del mundo tienen entre su currículo de educación continua cursos dedicados a la conexión cuerpo-mente.

También Louise Hay, en su libro Usted puede sanar su vida, expone las diferentes partes del cuerpo y qué significan los síntomas que los aquejan. Por ejemplo, la cabeza es lo que mostramos al mundo, cuando nos duele nos debemos preguntar cuándo y cómo no honramos nuestros valores. El pelo representa fortaleza y seguridad. Cuando nos sentimos inseguros, el estrés nos lleva a tensar el cuero cabelludo y puede ocurrir la pérdida del cabello. Los oídos son la capacidad de escuchar; si nos duelen es necesario preguntarnos: ¿qué es lo que no quiero escuchar? Los ojos representan nuestra capacidad de ver. Si nos da infección en los mismos conviene preguntarnos ¿qué cosas no queremos ver?

El cuello es la conexión entre la cabeza y el corazón. Cuando tenemos dolor en el cuello, podemos analizar y preguntarnos: ¿qué está pasando en mi vida que no puedo armonizar mi razón con el corazón? Nuestra garganta nos da la capacidad de hablar. Cuando nos duele, cabe cuestionarnos: ¿qué no hemos dicho o qué palabras no queremos decir? Los pulmones representan la capacidad de recibir y dar; si no están en óptimas condiciones tal vez no nos sentimos merecedores de recibir lo mejor que la vida tiene para darnos.

El corazón representa el amor y nuestra sangre, además de la alegría. Cuando nos duele y nuestra sangre no fluye bien, usualmente no hemos reconocido las pequeñas alegrías que la vida nos da y nos metemos tan profundamente en las situaciones que hacemos un drama donde no lo hay. El estómago digiere nuestra comida, es el hogar de nuestro tercer chakra, el de las emociones. Cuando tenemos problemas de acidez estomacal puede significar que no hemos digerido una nueva experiencia y tenemos miedo. El colon representa nuestra habilidad de soltar, si se padece de estreñimiento, es bueno preguntarnos ¿qué es lo que no quiero soltar?

Para que fluya la energía de tu cuerpo recuerda que debes meditar, disfrutar de la serenidad que te da sentirte relajado, así atenderás y disfrutarás del vehículo por el cual interactúas en este hermoso planeta.

La autora es coach de vida certificada. Para contactarla puedes escribirle a maprem@onelink.net.

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