Todos los dominicanos sensatos debemos unirnos en oración para salvar a los dueños de colegios privados, para que el Todopoderoso se apiade de sus almas y no los dejen morir de hambre (de lo que temen al parecer) cuando quieren imponer a “trocha y mocha” los aumentos antojadizos de las tarifas por la educación (no mercancía) que ofrecen.
