La mayoría de la gente relaciona las vacunas con la prevención y, en concreto, con prevenir una infección. Y es que esta ha sido, hasta ahora, su principal utilidad. ¿Pero sería posible que consiguieran también tratar enfermedades como el Alzheimer, el cáncer o, incluso, la adicción al tabaco? Esta posibilidad ya es una realidad y está en pleno desarrollo.
Se denominan vacunas terapéuticas y su objetivo es ayudar a combatir enfermedades, como complemento al papel de otros tratamientos. De esta manera, se da un paso adelante y se convierten en un arma terapéutica, además de ser una herramienta preventiva. Podrían ser la futura solución a muchas enfermedades.
El principio de cualquier vacuna es la activación del sistema inmunitario para que desarrolle una serie de defensas duraderas hacia un determinado agente infeccioso. De este modo, cuando la persona entre en contacto con este agente, será capaz de responder de forma rápida y eficaz, sin apenas desarrollar la enfermedad. ¿Sería esto posible si el «enemigo» no fuera un microorganismo? Parece que sí y que también puede aplicarse a patologías no infecciosas, aunque el mecanismo es ligeramente distinto.
Vacunas contra el cáncer
En este caso, mediante una vacuna terapéutica, se busca enseñar al organismo a reconocer y eliminar las células propias que causan la enfermedad. Con esta idea, se pueden diseñar preparaciones contra el cáncer. El blanco son proteínas específicas del tumor, que solo se encuentran en las células cancerígenas.
Un ejemplo es la vacuna contra el cáncer de páncreas. Para su diseño se utilizan unas proteínas conocidas como mucinas, las cuales se expresan en exceso en las células tumorales del páncreas. El sistema inmunitario del paciente aprende a reconocer estas proteínas y ataca al tumor. La compañía israelí Vaxil BioTherapeutics lleva su desarrollo y se espera que esté lista para 2017.
Otra en desarrollo es la vacuna contra el cáncer de próstata. En este caso, la estrategia es distinta: consiste en extraer del paciente células de su propio tumor y un tipo de glóbulos blancos -células dendríticas (CD)-. Luego, en el laboratorio, se ponen en contacto ambas líneas celulares para que las CD se activen y aprendan a atacar al tumor.
Por último, una vez activadas, se inyectan de nuevo al paciente para que reconozca y destruya el tumor.
Mediante una vacuna terapéutica, se busca enseñar al organismo a reconocer y eliminar las células propias que causan la enfermedad.
El motivo de realizar esta terapia fuera del organismo es evitar el ambiente inhibidor del sistema inmune que generan, como defensa, los tumores a su alrededor. La relación entre tumores y sistema inmune es ambiguo, como si de una relación amor-odio se tratara: por un lado, el sistema inmune es capaz de reconocer y atacar tumores, sobre todo los provocados por virus; por otro, se ha demostrado que el sistema inmune, en un intento de reparar el tejido tumoral, genera nuevos vasos sanguíneos, lo que facilita su desarrollo y crecimiento.
Además, los tumores saben protegerse de los ataques del sistema de defensa del organismo. Esto ocurre con las denominadas células T reguladoras. Estas células del sistema inmune tienen la función de frenar e inhibir la activación de otras células del mismo sistema para evitar problemas de autoreactividad. No obstante, en este caso, el tumor crea un microambiente inhibidor del sistema inmune capaz de reclutar estas células T reguladoras y disponerlas a su alrededor. Se crea así una pequeña capa de células (del propio sistema de defensa) que actúan de escudo, protegen al tumor y facilitan su desarrollo.
Vacunas contra la adicción al tabaco
El cáncer no es el único campo de investigación para estas preparaciones terapéuticas. Otra terapia prometedora se centra en la lucha contra el tabaco. A pesar de que el hábito tabáquico sea el responsable de muchos problemas cardiovasculares y respiratorios, abandonarlo no es tan sencillo. La nicotina es una sustancia adictiva y, pese a las terapias farmacológicas y psicológicas, lo cierto es que un 70% de los fumadores no consiguen dejarlo.
Por este motivo, la idea de una nueva estrategia basada en una vacuna parece ser una alternativa prometedora que, unido con las otras terapias, podría significar el final del problema para muchas personas. La idea es que el organismo sea capaz de generar anticuerpos contra la nicotina, que se unan a ella en el momento en que entre en la sangre y evitar así que pase la barrera hematoencefálica, es decir, que llegue al cerebro.
Los estudios con animales revelan que los anticuerpos pueden unirse a la nicotina y que esto cambia en gran medida su efecto en el organismo, a la vez que disminuye los síntomas del síndrome de abstinencia. No obstante, de momento, los estudios con personas han aportado resultados poco esperanzadores, ya que solo se ha observado un aumento en el número de personas que han logrado dejar de fumar en los grupos de fumadores con altos títulos de anticuerpos, los cuales son minoritarios. Por este motivo, son necesarios más estudios para mejorar este preparado.
La vacuna terapéutica contra el alzhéimer
Otra vacuna terapéutica prometedora es la vacuna contra el Alzheimer. Los estudios demuestran que la generación de anticuerpos contra una proteína característica de la enfermedad, la de las fibras B-amiloides, tiene efectos beneficiosos. Por esta vía, la técnica se desarrolla gracias a las investigaciones del Departamento de Inmunología molecular del Instituto de Medicina Molecular de Huntington Beach, en California, EE.UU., que han diseñado una nueva estrategia para generar un preparado efectivo y seguro.
Buscan crear una fusión que case la actual vacuna contra la gripe y un pequeño trozo de la proteína de 42 residuos de las fibras B-amiloideas. El objetivo es fabricar una inmunización que estimule los linfocitos T memoria de las personas que alguna vez han sido inmunizadas contra la gripe, para generar una respuesta más potente y duradera contra la gripe y contra el Alzheimer. Los resultados muestran que en ratones se producen potentes anticuerpos contra ambas enfermedades.
Con todo, este es un campo de investigación prometedor, ya que mediante diferentes estrategias no solo se pueden prevenir diversas patologías, sino modular el sistema inmune para que ataque a un número muy amplio de enfermedades ya diagnosticadas.
Vacunas del futuro
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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