Los portales, símbolo de una ciudad cubana

Ciego de Ávila,  ciudad ubicada en el mismo centro de Cuba, tiene entre sus características la alineación y amplitud de sus calles y la presencia de portales corridos.
 
Resaltan edificaciones de arquitectura ecléctica, con amplios corredores, rejas muy bien decoradas y una variada tipología de columnas neoclásicas y arcos que la distinguen.
 
Situada a unos 430 kilómetros al este  de La Habana , la localidad  devino municipio hace  135 años, condición que obtuvo en marzo de 1877, al contar con la población y la economía necesarias, y una estratégica ubicación geográfica para la defensa.
 
Años antes, este lugar era apenas una pequeña aldea, que disponía de una plaza llana y limpia en su centro, con pequeñas calles y sólo 262 habitantes, según datos ofrecidos por Ángel Cabrera, historiador de la localidad.
 
Como principal factor para el otorgamiento de la municipalidad se tuvo en cuenta la existencia de la Trocha de Júcaro a Morón, fortificación militar construida en el siglo XIX por el gobierno de España.
 
Las guerras de independencia trajeron el auge a la región, pues, además de la línea fortificada, se encontraban la comandancia española, un hospital y  comenzaba  la crianza de ganado, lo que determinó el crecimiento de la ciudad.
 
A partir de entonces las fértiles tierras comenzaron a dar frutos, y se ejecutaron confortables casas, edificios, una iglesia nueva, escuelas y fondas, por lo que florecieron el comercio, los abastecimientos y los servicios.
 
Cuando en 1538  ocurrió la distribución anárquica de las tierras en la isla, esta parte de la geografía cubana asumió el nombre de  Ciego de Ávila.
 
Al consultar el diccionario enciclopédico, «ciego» indica terreno llano y sabanoso rodeado de bosques, con suelos más o menos fértiles; mientras que  el Ávila  lo recibe por el apellido del primer propietario de estas tierras.
 
Durante esa época la zona  servía de descanso a  ganaderos que transitaban entre las villas de Sancti Spíritus y Puerto Príncipe (hoy Camagüey). Por eso los monteros (conductores y pastores de ganado)  se referían al lugar como el ciego de Ávila, nombre que ha trascendido hasta nuestros días.
 
La ciudad de Ciego de Ávila exhibe una arquitectura vernácula con una libre interpretación del clasicismo ecléctico, a lo que se unen ejemplos puntuales de otras influencias por el árabe, de raíz andaluza; el barroco y el art-decó.
 
En el área más céntrica  se ubican edificaciones de valores patrimoniales como el teatro Principal, el hotel Sevilla, el museo de Arte Decorativa, La Cruz Verde y la Antigua Colonia Española, convertida en  Casa de la Cultura.
 
También se encuentran el antiguo Ayuntamiento, hoy sede de la Asamblea Municipal del Poder Popular (gobierno local) y el edificio donde radicó la comandancia española, actualmente el Museo Provincial de Historia.
 
Por ese contorno salta a la vista la espléndida iglesia San Eugenio de la Palma (santo patrón de Ciego de Ávila) ubicada en el mismo punto donde surgió el curato a finales del siglo XVIII.
 
DE ALDEA A CIUDAD DE LOS PORTALES
 
Hasta hace poco el sitio más acogedor y agradable era el parque  José Martí, antigua  plaza Alfonso XII. Ese mérito lo ocupa hoy el moderno  boulevard, construido hace unos años y devenido el lugar más atractivo de la vida social avileña.
 
Construido en la céntrica calle Independencia, el paseo de cuatro cuadras de largo, se ha  convertido en un sitio de confluencia del comercio, la recreación  y la interactividad  de los habitantes de  esta ciudad cubana.
 
El paseo, concebido con una moderna arquitectura y  buen gusto artístico, unido  al cambio de imagen de esa zona citadina, por la remodelación de antiguos edificios y corredores, es hoy importante en la vida  familiar y  en la visita de los foráneos.
 
Precisamente, uno de los elementos identificativos de la ciudad de Ciego de Ávila son sus portales, los que impresionan por la amplitud y variedad de estilos, diferentes a los de otras regiones cubanas.
 
Aqui forman parte inseparable de las edificaciones, tienen carácter colectivo, funcionan como corredores públicos, son típicos de la localidad y han perdurado por más de 100 años.
 
Su surgimiento se remonta al siglo XIX, cuando fueron construidos con materiales propios de la época, como guano y tabla, o teja criolla, sostenida sobre madera rolliza, con soportes en el suelo, en pie derecho u horcones, hechos de madera dura.
 
Más adelante, con la llegada del eclecticismo, el portal colonial adquirió elementos propios de ese movimiento artístico. Sus columnas se modificaron y adoptaron las más disímiles variedades: estiradas, lisas, salomónicas y seccionadas.
 
Con los capiteles ocurrió algo similar; en ellos estuvieron  presentes todos los órdenes griegos y romanos. Nuevos frisos adornaron la ciudad y variedad de balaustradas brindaron pretiles distintos para cada inmueble.
 
A partir de entonces el territorio salta a la vista de pobladores y  visitantes como ciudad con largos y espaciosos corredores que sirven para proteger del sol y la lluvia a quienes transitan por las más céntricas calles.
 
De ahí la iniciativa de denominar a Ciego de Ávila como la ciudad de los portales, considerados hoy uno de los principales símbolos de esta provincia del centro de Cuba.

Compartir esta publicación:

WhatsApp
Facebook
X
LinkedIn
Pinterest

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *