La aplicación en República Dominicana de la medicina nuclear en la exploración de enfermedades se mantiene en niveles tecnológicos y de cobertura muy distante a lo observado en países desarrollados, como Estados Unidos y Europa.
Indiscutiblemente, la medicina nuclear es una herramienta fundamental, tanto en la investigación, como en el diagnóstico y seguimiento de distintas enfermedades.
Su aplicación en el país ha avanzado de manera estimable en los últimos años; pero, todavía sigue muy distante del nivel que debería tener, tanto en cobertura como en diversidad tecnológica de los servicios.
Al referirse a los servicios ofrecidos en el país en esta área de la medicina moderna, el jefe de servicio de Física Médica del Instituto Oncológico, doctor Heriberto Pieter, Antonio Almonte, dijo que es muy inferior a lo que requiere una población de 10 millones de habitantes.
El número de unidades de medicina nuclear existente es muy bajo, verificándose al menos 15 en todo el país, de las cuales el 90% están concentrados en el Distrito Nacional, donde se registran unas 12, en Santiago 3 y 1 en Moca.
En ciudades de gran cantidad de habitantes, como La Vega, San Francisco de Macorís, La Romana y San Cristóbal, no cuentan con este servicio, lo que significa que hay problema de asistencia en cuanto a la cantidad de pacientes que pueden demandar ese servicio.
Muy eficaces
La medicina nuclear tiene en el país, como instrumento fundamental, la famosa Gama-Cámara, que en sus últimas versiones son Gamma-Cámara- Spet, las cuales desarrollan tomografías computarizadas con emisiones de protones únicos.
A partir de la Gamma-Cámara, en los servicios de medicina nuclear se pueden tener imágenes gammagráficas, a partir de radiaciones que pueden ser planares y tomográficas, explicó Almonte.
Las imágenes de medicina nuclear se utilizan en diagnósticos y son muy eficaces para conocer por ejemplo, la dinámica del funcionamiento del corazón, lo que se llama cardiología nuclear. También en estudios de los riñones, de la composición y la características de todo el sistema óseo, la famosa gammagrafía ósea del cuerpo humano, de los pulmones y es muy eficaz en evaluaciones de la tiroides.
Igualmente, las imágenes de medicina nuclear son fundamentales para el rastreo de la diseminación de cáncer en pacientes iniciales, o enfermos, a quienes ya se le trató y se les quiere dar seguimiento, a fin de ver cómo está su evolución.
Sobre todo, en los caso de enfermos que han tenido cáncer de próstatas y de mama, que han sido tratados y tienden con el tiempo a hacer metástasis a nivel óseo, de los pulmones y el cerebro, etc.
Una forma de darle seguimiento a la evolución después de terminar el tratamiento formal es haciendo imágenes gammagráficas, mayormente ósea y de pulmón.
Para el jefe de Física Médica (radioterapia y medicina nuclear) del Oncológico, este servicio es un recurso fundamental en el diagnostico, evaluación y seguimiento de pacientes oncológicos y por consiguiente un “caballo de batalla” en la lucha contra el cáncer y otras enfermedades.
Aparte del uso para diagnóstico, la medicina nuclear también se utiliza en terapias porque, por ejemplo, quienes tienen cáncer de tiroides o hipertiroidismo, típicamente son tratados de manera eficaz con el procedimiento de yodo paliativo, que se le administra por las vías intravenosas.
El yodo 131 es un fármaco radiactivo que se aloja fundamentalmente en la tiroides y durante su aplicación el paciente se mantiene dos o tres días aislado. Con su administración por un tiempo prudente, el cáncer puede detenerse y la persona recupera su salud y las funciones de esta glándula.
Sin avances satisfactorios
De acuerdo a los datos facilitados por el especialista, en la República Dominicana todavía no hay un avance satisfactorio en medicina nuclear, pese a ser un servicio esencial en salud.
Explicó el físico Antonio Almonte que un servicio fundamental de medicina nuclear en todo el mundo es la introducción de un equipo llamado PET, utilizado para hacer tomografía por emisión de positrones.
El PET es un sistema muy sofisticado que también emplea fármaco con contenidos radioactivos, los cuales se alojan en determinada zona del cuerpo y emiten fotones o radiaciones gamma. Estos son detectados por reveladores muy finos y luego, a través de computadores, se reconstruyen imágenes que permiten ofrecer una prescripción precisa, sobre todo en lesiones a nivel neurológicas y cerebrales.
También en estudios para detectar inicio a nivel de trazas de tejidos o células cancerígenas en algunas zonas del pulmón u otra parte del cuerpo.
Pero, lamentablemente, en República Dominicana la tomografía por emisión de positrones no se hace, a diferencia de casi toda América Latina, donde existen unos 100 PET, lo que ubica al país entre los que no cuentan con este equipo.
“Entonces, eso significa un atraso en medicina nuclear, porque son muchos los pacientes que tienen que ir a los Estados Unidos y otros países a hacerse un estudio de ese tipo, a fin de obtener determinado diagnóstico de su situación de salud”, comentó Almonte.
Indicó, además, que no todos los dominicanos pueden salir al exterior hacerse un estudio de este tipo, lo que explica que la población está privada del acceso a un servicio vital para determinado diagnóstico y su tratamiento.
La razón por la cual no hay una máquina PET aquí es porque ésta para funcionar requiere que al paciente se le administre radiofármacos que tienen una vida muy corta. Es decir, una duración de minutos, o dos horas, y por consiguiente no pueden ser importados.
Casi siempre la máquina PET debe tener cerca, o dentro de su instalación otro sistema que produce los radiofármacos, para de ahí ser llevados al paciente. A ese sistema se le llama ciclotrón y es un equipo muy sofisticado, caro, que además, requiere técnicos muy entrenados.
Almonte concluyó que tienen contemplada la instalación de un ciclotrón y un PET en el nuevo hospital oncológico, que se construye en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), lo cual será dentro de dos o tres años.
La otra faceta de atraso en medicina nuclear es la formación de recursos humanos. Almonte sostuvo que un país que tenga servicios o una sólida visión de medicina nuclear necesita médicos, técnicos y físicos nucleares bien entrenados, de los cuales adolece.
