La joven gestante Rosalba Almonte (Esperancita), interna desde el pasado 4 de julio por leucemia linfoblástica aguda en el Centro Médico de los Maestros (Semma), donde recibía tratamiento de quimioterapia, falleció de un paro cardíaco.
Almonte, de 16 años y con 13 semanas de embarazo, fue sometida a un tratamiento de quimioterapia desde el pasado 20 de julio, luego de que la opinión pública debatiera sobre el riesgo de morir que corría la criatura, si la joven era sometida a ese procedimiento.
Tras ser varios tratamientos de quimioterapia, trasfusión de sangre y plaquetas, en la madrugada del pasado viernes expulsó el embrión, produciéndose un aborto completo.
El diagnóstico de los médicos que la atendieron indica que sufrió un schok hipovolémico, hemorragia alveolar, síndrome de distres respiratorio agudo y aborto completo, causados por sus padecimientos de leucemia linfoblástica aguda. Los grupos feministas y religiosos expresaron sus puntos de vista contrarios sobre el caso de la joven que enfrentaba una situación complicada, ya que una posición se inclinaba a lo establecido por la ley y otro a los instintos de preservar la vida de la joven.
Costos
La madre, Rosa Hernández, afirmó horas antes de morir su hija, que vivía una situación desesperante debido a la gran demanda de plaquetas que requería la enferma para seguir con vida y por el elevado costo del tratamiento, cada uno de RD$22,000.
Que descanse en paz Esperancita y que este lamentable hecho sirva para reflexionar sobre legislaciones que no se corresponden con la esencia de la vida. El artículo 37 de la Constitución, por ejemplo, sentencia:»la vida es inviolable desde la concepción hasta su muerte natural», y en este caso se violó la preservación de la existencia de quien, precisamente, la generaba y procreaba.
