Ros Brawn ha criticado que el desarrollo de esta temporada esté siendo tan aleatorio e imprevisible. Y es que para el jefe de Mercedes, la emoción de la Fórmula Uno está en ver la batalla final entre dos pilotos por el título mundial, no en que cualquiera pueda ganar.
No hay duda de que si algo ha caracterizado hasta ahora la temporada 2012 de Fórmula Uno, ha sido la imprevisibilidad y lo abierto que ha estado el Campeonato, con siete ganadores diferentes en once carreras (sólo Alonso, Webber y Hamilton han repetido) y también siete escuderías distintas (de las 12 que hay en total) logrando terminar en alguna ocasión en puestos de podio. La sensación que hemos tenido en muchas carreras es que es difícil hacer una apuesta, porque cualquiera puede tener su día de suerte y ganar. Y no es que no atribuyamos su parte de mérito al equipo que pone a punto el monoplaza y al piloto que lo conduce… es que, queramos o no, el azar está desempeñando un papel fundamental este año.
Como ya se ha comentado en algunas ocasiones a lo largo de esta temporada, los compuestos presentados por Pirelli han sido los encargados de introducir ese elemento imprevisible dentro de la Fórmula Uno. Algunos -especialmente el público- lo agradecen por la emoción que da a cada carrera, y otros -escuderías y pilotos- lo critican porque minimiza la importancia del trabajo de los equipos… pero sí es verdad que todo está siendo resultado de la incapacidad de los equipos de comprender el comportamiento de unos neumáticos que ni su propio fabricante ha sido capaz de preveer (Paul Hembery reconocía ayer este hecho). Y sobre este hecho también ha hablado recientemente Ross Brawn, jefe del equipo Mercedes.
Brawn está de acuerdo de que el inicio de esta temporada ha sido especialmente emocionante, con el campeonato abierto a tantas opciones, pero opina que en la segunda mitad del año debe ir perfilándose un guión para que los espectadores y aficionados no pierdan interés. Es decir, que el factor azar no sea tan fuerte como hasta ahora.
Creo que ha habido algunos elementos aleatorios este año que lo han hecho muy emocionante, pero seguramente la emoción se desvanecerá después de un tiempo si se mantiene así.
Lo que no se puede tener en el automovilismo es una aleatoriedad en la que no se sepa quién va a ganar, y en la que trabajes al máximo para mejorar el coche pero, a pesar de todo, tu monoplaza no acabe por adaptarse a las condiciones y no logres ser competitivo.
Para ilustrar mejor su argumento, Brawn usaba como analogía la pesca. Así, el jefe de Mercedes recuerda que en la pesca puede pasar que de repente un principiante llegue y pesque al pez más grande, porque la suerte juega un papel muy importante. Eso, sin duda, hace de ése un deporte muy divertido para los participantes, pero -sin embargo- no le convierte en un deporte bueno para el espectador.
Lo bueno es que, según Barwn, la situación de la Fórmula Uno puede mejorar durante la segunda mitad de temporada, ya que poco a poco los equipos empiezan a comprender mejor el comportamiento de los neumáticos y las opciones empiezan a cerrarse un poco más (por ejemplo, desde Mónaco todas las victorias se han repartido entre Alonso, Webber y Hamilton), algo que puede devolverle -dice- la credibilidad a este deporte.
Queremos ver a los chicos compitiendo entre sí. Queremos ver a los que son, por ejemplo, primero y segundo en el campeonato de pilotos competir fuertemente entre ellos al frente de la carrera; no ver a uno hundido en mitad de parrilla mientras el otro se escapa al frente simplemente porque ese fin de semana le funcionan los neumáticos.
