En un peligro público se ha convertido el paso elevado peatonal, situado en la autopista Duarte del kilómetro 9, que comunica los sectores de Herrera y Los Ríos, debido a la carencia de barandas de protección y la existencia de baches, basuras, agujeros y daños en sus bases.
El puente lleva varios meses en mal estado, lo que dificulta el acceso de cientos de personas que diariamente deben arriesgarse y utilizarlo para llegar a sus destinos.
Transeúntes están solicitando la intervención urgente de las autoridades del Ayuntamiento, o de la Oficina Supervisora de Obras del Estado, ya que temen utilizar la vía que se cae pedazo a pedazo.
La embarazada Ángela Bautista, quien debe usar la construcción para acudir al Hospital Marcelino Vélez, dijo que hace aproximadamente un mes tropezó con uno de los muro de las escalinatas y terminó cayendo al pavimento, obligándole a ir de emergencia al centro de salud y chequear que el golpe no afectara la criatura que lleva en su vientre.
«Me da miedo pasar por allí, las autoridades deberían hacer algo por cerrar esos agujeros que son un peligro para nosotros», señaló Bautista.
Pero, a los daños físicos se suma un mal peor que aqueja a los peatones: la delincuencia. Odalis Mateos de los Santos denunció que debido a la falta de iluminación y seguridad, el lugar se ha convertido en una guarida de delincuentes y adictos que la utilizan para robar y cometer fechorías.
Todas las construcciones necesitan manteamiento, por lo menos tres veces al año, en especial las que son de metal que reciben sol y lluvia, provocando su deterioro.
El Gobierno ha invertido millones de pesos en puentes, que sólo lucen en buenas condiciones cuando recién se inauguran; después, el olvido, la oxidación, suciedad y grietas cubren las estructuras, convirtiéndolas en zonas de riesgos.
