Ambiente de violencia antecede celebración musulmana en Siria

Damasco.- Un ambiente de violencia y terrorismo en Siria antecede la celebración del Eid al-Adha o fiesta del sacrificio entre los musulmanes, que se extenderá entre el 26 y el 29 de octubre.

Muchos sirios manifiestan hoy su deseo de que la violencia termine pronto, incluso la mayoría rechaza los actos terroristas y las acciones violentas, y dicen que si esa es la libertad que les ofrecen los occidentales y sus aliados internos, no la quieren.

En el centro de Damasco, en estos días, una anciana levantaba sus manos al cielo pidiendo para que esto termine pronto y regresar a los tiempos de paz.

Según la tradición, la celebración del Sacrificio, también conocida en muchos lugares de habla hispana como Fiesta del Cordero o Aid-al Kebir (Fiesta Grande), está considerada la festividad mayor de los musulmanes, que conmemora el pasaje recogido tanto en la Biblia como el Corán.

Esos textos describen la voluntad de Abraham (Ibrahim) de sacrificar a su hijo Ismael (Isma’il) como un acto de obediencia a Dios, antes de que la divinidad interviniera para proporcionarle un cordero y que sacrificara a este animal en su lugar.

La fiesta, que tiene lugar el décimo día del mes de Zil-Hajj (ultimo mes del calendario islámico), 70 días después del Eid al-Fitr (fin del mes de ayuno o Ramadan), es incorporada en el Hajj, la gran peregrinación a la Meca, que debe ser hecha por lo menos una vez y preferiblemente durante este mes, señalan algunos estudiosos.

El Eid al-Adha se traduce para los creyentes en la ofrenda de un sacrificio animal (comúnmente una vaca o un cordero) como una acción de gratitud para Dios por salvar la vida de Ismael, hijo del profeta Abraham.

Aunque tiene su centro de celebración en La Meca, en Arabia Saudita, la mayoría se celebran en sus lugares de residencia, acudiendo a las mezquitas para la oración y luego, aquellos que pueden hacerlo, sacrifican y celebran una comida a la que se invitan mutuamente.

Los musulmanes recuerdan así que el Islam significa sumisión, ya que nadie mostró mejor su sumisión a Dios que Abraham (Ibrahim en árabe), quien estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo primogénito como prueba de su lealtad.

Al final, Dios fue clemente y paró su brazo en el aire justo cuando iba a cercenar el cuello de su hijo. Agradecido, Abraham sacrificó un carnero en su lugar y es en imitación de ese acto que los musulmanes matan a sus animales en lo que se considera su Fiesta Mayor.

Tras los ritos religiosos en las mezquitas, los asistentes se besan en señal de hermanamiento y se felicitan por la fiesta.

Muchos se preguntan si en Siria el ambiente de guerra permitiría una tregua para que prime la humanidad y la población pueda celebrar con tranquilidad esta ratificación de su fe, en el que el hermanamiento entre los hombres, sin violencia, abriría el camino para restablecer la paz secuestrada por algunos.

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