Cuando el ejercicio te deja sin aire: el asma inducida por el ejercicio

Si toses y te falta el aire cada vez que te ejercitas, ni te asustes ni dejes de practicar un deporte o de participar en actividades físicas. Como muchas personas – incluso algunos atletas profesionales –  probablemente padeces de asma inducida por el ejercicio que por suerte se puede controlar. Aprende qué debes hacer para que puedas salir a ejercitarte sin preocupaciones.

Desde luego que es normal que una sesión vigorosa de ejercicios aeróbicos, que una clase de spinning (montar una bicicleta estacionaria a una velocidad muy alta), o que un partido de tenis te deje jadeando, pero en cuanto paras, la respiración vuelve rápidamente a la normalidad. Pero no es esa la falta de aire a la que nos referimos, sino a la dificultad para respirar, la opresión en el pecho y la tos, todos ellos síntomas asociados al asma que se presentan cuando la persona realiza una actividad fuerte. Es lo que se conoce como asma inducida (o provocada) por el ejercicio. La mayoría de los asmáticos crónicos experimentan síntomas de asma cuando hacen ejercicio, pero también hay muchas personas que no sufren de asma crónica y que experimentan los síntomas, pero solamente durante la actividad física. A esto se le conoce como asma inducida por el ejercicio.

¿Y por qué el ejercicio produce asma?

Quizás te parezca contradictorio que el ejercicio, que es tan beneficioso para la salud y que nos ayuda a que nos llenemos de oxígeno y de energía, nos produzca precisamente falta de aire. Todo tiene su explicación. Cuando respiras, el aire que inhalas se calienta y se humedece cuando atraviesa los conductos nasales. Pero la mayoría de la gente respira por la boca mientras realiza ejercicios fuertes y eso se traduce en que inhalan aire más frío y más seco. En el caso de las personas que sufren de asma inducida por el ejercicio, las franjas de músculos alrededor de las vías respiratorias son sensibles a esos cambios de humedad y de temperatura del aire que va entrando en el cuerpo. Estas franjas reaccionan con espasmos y contracciones, lo que va estrechando poco a poco las vías respiratorias.  Inhalar y exhalar el aire se hace cada vez más difícil por lo que al poco tiempo, la persona empieza a experimentar los siguientes síntomas:

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