2013. Qué bueno que no es sorpresa el golpe de los impuestos de la reforma fiscal. Hemos tenido tiempo para protegernos de la avalancha que nos quita calidad de vida. Y en eso estamos, en singladuras de paciencia, virtud que nos hace ser dueño de nosotros y cargar con situaciones difíciles de soportar.
Paciencia es serenidad, que es la tranquilidad estoica que no permite ser perturbado por nada, en sí cierta represión de los sentimientos, resignación, dejando las cosas como están. Reposamos en nosotros mismos y vemos la diversidad, las palpo y no las juzgo. Dejarla de ser como es, disfruto las distintas formas de ser. Estoy conmigo mismo. Eso lo vivo como serenidad. Alegría, paz. Ya octogenario, el ego no tiene segundas intenciones. Ya soy libre de ideas, de enjuiciarme a mí mismo y a los otros, aunque me acosen con leyes injustas.
Es obligatorio enterarme por el diario vivir del futuro de los demás, no somos solitarios, por naturaleza nos une la comunidad, los grupos para resolver los males que no merecemos. Hoy más que antes, por motivos exteriores que nos afectan, vivimos una visión de terapia alegre. Es vital saber qué hacer conmigo mismo, hacer algo por sí mismo es paz para los hijos. La vejez es juicio claro o consejo beneficio. Como les dije me he desprendido del ego y veo las cosas en realidad.
Nada me estanca, entero fluyo en energía positiva, todo en alegría, no me amarga la ley de impuestos, los recibo insignificantes ante los valores de una actitud de bondad fundamental de bienes superiores al mal, ello me inclina a tomar las cosas es su aspecto más favorable, creyendo en el porvenir de felicidad, en sí convierte la vida en una fiesta espiritual, es la gran medicina sanadora de las circunstancias que pueden crear problemas sin resolver. La comparo con la corriente del río que fluye como remedio, que nada la detiene, fluye, fluye, así es la vida. Los impuestos abusivos, ni nadie nos va a quitar la alegría de vivir, mantener la esperanza que es eterna, ahí está Dios.
Vivir feliz en este tránsito terrenal cual es verse, estar en armonía con todo, aceptarlo como viene, no dejarme acorralar por las debilidades abusivas de los otros. Palpitar en espíritu alegre, no dejar que nada se apodere de nuestra vida. Todo es natural, hasta el desaparecer, para eso vinimos a este ciclo tan radiante de amores diversos, infinitos, eternos. Se nace para la alegría.
Nuestro invitado de hoy: Rainer María Rilke. “La felicidad irrumpe en los seres humanos, la felicidad es destino. La alegría la hace florecer dentro de sí, la alegría es sencillamente un buen momento estacional del corazón, la alegría es lo máximo que las personas pueden poseer. Nunca se olvide que la vida es una gozada”.