En general, quienes sufren de presión alta usan medicinas para controlar esta condición también llamada hipertensión. Pero a veces, las medicinas no son suficientes y las personas hipertensas corren más riesgos de sufrir complicaciones. Para esos casos difíciles, se ha desarrollado un novedoso procedimiento denominado denervación renal. Aquí te contamos de qué se trata.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipertensión es la primera causa de muerte en el mundo, y de cada tres personas adultas, una es hipertensa, cifra que se estima está aumentando constantemente.
La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias. Para establecer la presión arterial se toman dos medidas, de acuerdo a cómo el corazón bombea la sangre. Al nivel máximo de presión se le llama presión sistólica (es el primer número que se obtiene cuando se mide la presión). El nivel mínimo, por su parte, coincide con el momento en que el corazón está en reposo, entre un latido y otro: ésa es la presión diastólica (es el segundo número que se obtiene cuando se mide la presión, y es menor).
La presión sanguínea se mide en milímetros de mercurio (mm Hg). Se considera que cuando los valores superan los 120 mm Hg / 80 mm Hg, de presión sistólica y diastólica, respectivamente, la persona tiene hipertensión.
Esta condición es peligrosa porque la presión alta o hipertensión puede dañar a muchos órganos, como al cerebro, a los ojos, al corazón y a los riñones, además de a las arterias de todo el cuerpo. Por eso, si la condición no se trata adecuadamente, quienes la padecen tienen más posibilidades de tener un ataque cardíaco, un accidente cerebrovascular o de desarrollar insuficiencia renal o falla renal.
A veces, al principio, es posible controlar la hipertensión con un estilo de vida saludable, eliminando la sal de la dieta y haciendo ejercicios regularmente, aunque en la mayoría de los casos las personas terminan necesitando tomar medicinas para mantener su presión en los valores deseados.
Sin embargo, hay veces en las que, aun tomando medicinas (que hasta pueden ser combinaciones de tres o más medicamentos), la presión no llega a los niveles deseados, se mantiene elevada. Es lo que se conoce como “hipertensión arterial resistente”, que deja a las personas que la padecen ante un mayor riesgo de sufrir complicaciones ya que no responde al tratamiento.