Enrique Soto, un entrenador de béisbol de Baní al que la crítica pública siempre lo ha acusado de abusar sexualmente de los jóvenes peloteros que entrena, aunque siempre lo negaba y amenazaba con demandar “a los envidiosos” que lo detractan, finalmente cayó.
Soto fue sentenciado a 10 años de prisión por el tribunal colegiado de Baní, al declararlo culpable de violación sexual a dos hermanos menores de edad que entrenaban en su academia.
La sentencia fue dictada por la juez presidenta del tribunal colegiado de Baní, Orquis Celado, quien lo encontró culpable de violar varios artículos del Código Procesal Penal.
Soto se declaró inocente y dijo que llevará su caso hasta la Suprema Corte de Justicia.