Son asiduos visitantes de nuestro país y aclamados por una gran cantidad de fans locales que los reconocen casi como a una banda propia, desde que se impusieran con hits como “Frijolero” o “Puto”. Provenientes de la clase media mejicana -excepto por Randy Ebrigth el baterista, que nació en Estados Unidos- los Molotov siguen creyendo en el rock como espacio para dar un mensaje. Con 18 años de carrera, importantes giras internacionales y un documental biográfico que estrenan por estos días, aseguran vivir cada show con la emoción de la primera vez.
En tanto sus compañeros de banda se probaban muy entusiasmados ropa de una marca que auspicia parte de su gira, Tito Puente, vocalista y guitarrista del grupo, conversó con Estilo, desplegando simpatía y ensalzando, como jura haber hecho cada vez que pudo, la incomparable actitud del público argentino.
– ¿Cómo se encuentran en este momento con este calor en el medio de una gira? ¿Demasiado fisura?
– Hace 20 años que estamos fisura (risas). De verdad que estamos contentos de estar de nuevo en Argentina. En lo personal extraño más que en otra oportunidades mi casa, porque acabo de tener una hija y eso hace que esté pendiente de Méjico más que antes, pero me la paso muy bien acá.
Es una pregunta que se repite hasta el hartazgo, pero como sacaste el tema, te la hago ¿Es cierto que el público argentino es memorable?
– Es el mejor público del mundo, en serio. No miento para nada.
– Lo decís porque yo soy argentina…
– No. Puedes chequearlo en entrevistas que hemos dado en muchos países. Siempre decimos que no hay público como el de acá. ¡Y eso que en una ciudad de Rusia hasta se subieron al escenario unas chavas desnudas! Pero acá es un público enérgico y amoroso que además es muy trasparente en sus sentimientos. Si han tenido una buena noticia en el día a nivel nacional están más contentos, si han tenido una mala noticia como un aumento de algo o lo que sea, se les nota el enojo. En Buenos Aires es igual que en el interior, por lo menos en las grandes ciudades del interior como Mendoza. No sé si ustedes establecen diferencias entre ustedes, seguramente lo hagan, pero como público el porteño, el mendocino o el de Rosario, es igual para nosotros. El mejor siempre.
– En esta oportunidad no sólo han venido a tocar por primera vez en el Luna Park, si no que presentan un documental…
– Sí, se llama “Gimme the power” es un trabajo con el que estamos muy contentos. Lo dirigió Olallio Rubio, un locutor de radio de nuestro país que nunca dejó de pasar nuestras canciones, aún cuando el resto nos censuraba, hablo de temas como “Frijolero” que sonaban mal para algunos, porque hablan mal de ciertas instituciones con las que tienen intereses. Olallio tiene dos películas anteriores que son muy buenas, muy “pachecas” que quiere decir “Fumadas” o “fumonas” para ponerlo en tus términos. No sé si hay otras formas de decirlo…
– “Chalonas” puede ser…
– “Chalonas” voy a usarlo a partir de ahora… (risas). Bueno, hablando en serio, es un buen material el que hemos conseguido con él. Nos gusta mucho como quedó. Molotov es el hilo conductor de una historia mucho mayor que empieza en Méjico en los años sesenta y llega hasta el presente. Nosotros siempre pensamos que, para entender realmente a nuestra banda, es necesario saber cuál fue nuestro contexto a lo largo de los 18 años que llevamos tocando y antes de eso. La formación, el país, el lugar donde hemos nacido, todo tiene que ver con la música que hacemos.
– También están presentando un disco en vivo…
– Sí, es el primero de nuestra carrera que está bien grabado, que es oficial, se llama “De Rusia con amor” y es el fruto de nuestra experiencia allá.
– Calculo que fue buena…
– Sí, es un lugar muy distinto, con gente que bebe mucho y un público sorprendentemente efusivo. Aunque no como el argentino, lo digo y lo repito (risas).
-Me hablabas de censura recién, en virtud de un supuesto discurso de la banda en contra de las instituciones. ¿Podés detallar?
– Al principio nos decían que no pasaban nuestros temas en la radio porque tenían muchas malas palabras y por un tiempo lo creímos. Después nos dimos cuenta que tenía que ver con una situación de fondo. Allá, parte del gobierno está muy pegado a monopolios de prensa, de modo que hacían lo que podían para dejar de lado canciones que hablen en contra de ellos, como “Gimme the power” o “Jacobo”. Con el tiempo se fue revirtiendo eso.
– Ustedes mantienen un discurso presuntamente “antisistema” (no por nada la banda se llama Molotov). ¿No son criticados por la contradicción que puede haber entre ese discurso y el prejuicio que indica que una figura del rock es millonaria?
– Sí, han pensado eso, pero nosotros si no tocamos no tenemos dinero. Allá, en Méjico, no existe algo como Sadaic, o sí existe pero con condiciones mucho menos ventajosas que acá, así que no somos millonarios ni nada parecido. Tenemos que tocar para vivir. Para nosotros la música es una catarsis, además, no creemos que con ella se pueda cambiar el mundo, si no seríamos políticos. Pero creo que siempre tendremos canciones que reflejen nuestro pensamiento y nuestro mensaje. Igual no somos como Manu Chao.
– ¿Se llevan bien?
– Sí, porque somos todos muy distintos. Incluso musicalmente, y eso ha enriquecido el sonido de la banda.
– ¿Hay grupos de acá que te gusten?
Justo el otro día estaba escuchando algo que me encantaba, que sonaba súper power y hasta que no entró la voz de Luca no me di cuenta que era Sumo. Es una banda que me sigue sorprendiendo. Y después entre los de mi generación están los Kuriaky, que rapeaban como nosotros y El otro yo, que me gusta mucho porque Cristian Aldana tiene una energía única. Medio como la del público argentino.
Nancy Giampaolo – Especial desde Buenos Aires