Casa de Campo: Violencia, alcohol y mucha droga

Leer titulares como: “Narcos penetran Casa de Campo”; “Ocupan cargamento de drogas en Casa de Campo”; “Narcos utilizaban villa para sacar droga de RD”; “Suman 29 los detenidos por la droga hallada en Casa de Campo”; “Incautan más droga en Casa de Campo”; “Red de narcotráfico utilizaba Casa de Campo para sus operaciones”; “DNCD decomisa 122 kilos de cocaína en Casa de Campo”, entre muchos otros, ya son comunes en la sociedad y no sorprenden a nadie, pues este centro turístico se ha convertido en uno de los principales sitios de acopio de estupefacientes de la República Dominicana.
 
En este recuento solo haremos mención del último caso ocurrido hace varias semanas, para que se conozca la magnitud de lo que allí está sucediendo: La Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), en coordinación con la Administración anti Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), incautó 122 kilogramos de cocaína, villas, apartamentos, un buque, una lancha y un avión, al desmantelar una estructura que enviaba drogas hacia Puerto Rico y otros países de América, la cual operaba desde Casa de Campo, en La Romana. Un tribunal dictó prisión preventiva para 29 personas implicadas en este caso.
 
Se trata de una red integrada por puertorriqueños, dominicanos y colombianos que recibían cargamentos de cocaína desde Sudamérica para luego llevarlos a la vecina isla, y probablemente a otras ciudades de Estados Unidos, a cuyos integrantes la DNCD y la DEA daban seguimiento hace año y medio, informó el mayor general Rolando Rosado Mateo, presidente de la DNCD.
 
Violencia y alcohol
 
La pasada semana no fue tan santa para un grupo de jóvenes que se encontraba disfrutando de unas vacaciones en el complejo turístico Casa de Campo, La Romana, ya que otro conjunto de personas los agredieron ante la mirada imperturbable de los guardias de seguridad del sitio, quienes se cruzaron de brazos mientras observaban y se burlaban de la acción que pudo haber terminado con la vida de algunos de estos muchachos.
 
Varias fuentes de irrefutables créditos contaron a este multimedios DominicanosHoy que los chicos estaban disfrutando de una fiesta cuando el otro bando, sin mediar palabras, los agredió hasta que uno de ellos perdió el conocimiento: “Al otro día seguía experimentando mareos, fiebre y vómito, debido a la golpiza que le dieron”.
 
Estos jóvenes, inclusive sus padres, se quejaron con la administración de Casa de Campo y los encargados de la seguridad, quienes hicieron caso omiso a sus reclamos, alegando que no tenían que ver nada con la celebración en que estos participaban.
 
Los adolescentes agredidos eran siete, los agresores veinte, casi todos mayores de edad: “Uno de los niños le dijo al organizador de la fiesta que los ayudara y este le contestó que él lo que podía hacer era entrarle a golpes. Parece que estaba incómodo, porque la fiesta se había acabado temprano –digo yo-, pero eran casi las siete de la mañana”.
 
Otros dos jóvenes que se acercaban “al pleito”, sin tener nada que ver con el caso, también fueron atacados por estos hombres: “Habían consumido mucho alcohol y, quizás, alguna sustancia alucinógena; pero, no estaban limpios, eso es seguro”.
 
Uno de los informantes aseguró que en el complejo, que se supone debe ser un ejemplo para el país, se vende alcohol -y todo lo que ellos quieran-, a menores de edad, sin pedirles identificación alguna: “Solo deben tener dinero. Quién sabe qué más se vende ahí dentro. Aunque a juzgar por los hechos recientes, en Casa de Campo la droga se negocia por toneladas, no en sobrecitos”.
 
Añadió que conoce a los jóvenes violentados y a sus padres: “Son muchachos a quienes les gusta disfrutar el momento; pero, no son personas de problemas ni de vicios. En ese momento había un grupo subido de tono y otro –el agredido-, que trató de apaciguar el asunto, sin embargo, no los escucharon y los golpearon”.
 
Explicó que los bravucones estaban “intoxicados” de alcohol: “No sé decir si usaron sustancias prohibidas, algo usual en estos casos, pero no podemos comprobarlo”.
 
Indicó que el lío se originó en un lugar conocido como “La Palapa”, cuando los jóvenes cruzaban el parqueo, para dirigirse a la villa donde estaban hospedados, que queda cerca: “Ellos gritaban que eran menores, pero siguieron golpeándolos. El jefe de seguridad estaba observando otro pleito y ninguno ayudó a nadie, fueron negligentes”.

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