Los hallazgos de un nuevo estudio son decepcionantes: tomar niacina (o vitamina B3), lejos de disminuir los ataques cardíacos y las muertes relacionadas con el corazón, como se había creído hasta ahora, puede incluso provocar resultados adversos. Sigue leyendo acerca de la niacina y los pacientes con problemas del corazón.
Aparentemente, combinar la niacina con una estatina para reducir el colesterol no previene los ataques cardíacos ni los accidentes cerebrovasculares. Esto afirma un estudio reciente, el más amplio que se ha realizado sobre la niacina y los pacientes con enfermedades cardíacas. Los resultados se presentaron en la reunión anual del Colegio Americano de Cardiología, en San Francisco.
En el estudio, dirigido por Jane Armitage, profesora de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, tomaron parte casi 26,000 personas. Los participantes que añadieron la vitamina B3 o niacina a la estatina Zocor no redujeron el riesgo de muertes asociadas con el corazón, ataques cardíacos no mortales, accidentes cerebrovasculares ni tampoco la necesidad de proceder con una angioplastia o una cirugía de derivación (puenteo o bypass).
Y hay más: según el estudio, las personas que tomaron niacina tuvieron más sangrado e infecciones que las que tomaron un placebo.
Durante años, se ha usado la niacina con el propósito de aumentar el nivel del colesterol “bueno” (HDL, por sus siglas en inglés) y reducir el colesterol “malo” (LDL) y los triglicéridos en las personas con riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Pero la niacina puede causar otros efectos secundarios, como el enrojecimiento de la piel. Un medicamento llamado laropiprant puede reducir este enrojecimiento en las personas que toman niacina.
El estudio incluyó a pacientes con estrechamiento de las arterias. Los participantes tomaron 2 gramos de niacina de liberación prolongada y 40 miligramos de laropipran, o placebos correspondientes. Todos los participantes tomaron también Zocor (simvastatina). El período de seguimiento duró casi cuatro años como promedio, y se examinaron pacientes de China, el Reino Unido y los Países Escandinavos.
