Las neuronas estuvieron recibiendo el contenido de la Epístola de Séneca a Lucilio: Que los buenos son pocos. Dejé al filósofo cordobés, quise descansar, entré en otro rumbo. El mal comportamiento de los políticos creadores de males sociales.
Cuando vi y escuché por televisión al señor Presidente de la República, licenciado Danilo Medina repudiando por ser dañino para los dominicanos el contrato con la Barrick Gold, recordé al cónsul de Roma, Marco Tulio Cicerón, defendiendo los intereses sagrados de la virtud de Patria contra la entronizada corrupción de Marco Craso. ¡Oh Dios protege la vida de los dominicanos de los Craso dominicanos!
Fue una elocuente, sublime perfidia fría, calculada, la entrega del oro dominicano. Y muy cínica la reacción pública de los que lo entregaron cuando escucharon que era inaceptable. Ya vemos en la galería de la historia que perdura para siempre, los rostros de los que la dominicanidad maldice por su entrega anti Patria.
El ejercicio de la moral hipócrita es la pantalla de vidas volcadas al exterior materialista corrupto político que produce un trastorno de carácter y se desarrolla contra la honestidad. Su corrupción enloda el honor, pero, no sufren conflictos de conciencia, son varones sin crecimiento espiritual. No se conocen a si mismo.
Las denuncias con pruebas son voces en el árido desierto perverso de los llamados partidos políticos. Realmente ejercen funciones corporativas comerciales. Con clara ausencia de pudor declaran sus bienes millonarios. Todos nos conocemos, nada tenían, hoy lo tienen todo…
Espectáculo vergonzoso de un PRD con jefes. Los principios del líder no son antisociales, peligrosos. Es visión de servicio al bien común. Los perredeístas que públicamente se hicieron disparos con armas de fuego, mostraron que realmente en las pasadas elecciones no hicieron como el ave conocida como judío, que viven peleándose, pero, ponen los huevos en el mismo nido. Donde no hay espíritu de cuerpo no se actúa de acuerdo con la visión del liderazgo. Es muchedumbre perdida en el desorden. Hay seres humanos que sufren el mal de nublársele la facultad de pensar, en el afán de buscar lo que consideran lo suyo, “puesto para enriquecer”. Son esclavos insaciables de un fuego amatorio del erario. Voracidad única del que no ejerce el MOS del latín. Mente imposible de controlar, hacen muy mal el bien y muy bien el mal. Su mayor capital es la vida amoral. Le hacen regateo a la Constitución y leyes llenándose los bolsillos. Creen invisibles sus maniobras fraudulentas destinadas a los teneres, protegidos por su creada diosa impunidad. Demuestran que la vida de los ciudadanos vale menos que nada.
El aferrado al erario en sus funciones carece de sabiduría moral que sólo se adquiere en toda su profundidad con ayuda de la Gracia. Sólo con la ayuda de Dios es posible el saber perfecto. (El conocimiento moral, el querer a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos y poder vencer la debilidad).
La degradación personal es falta de pudor, por eso no puede ejercer el sentimiento penoso de la propia dignidad. Estimación de la propia honra. El pueblo llano sufre las consecuencias de la negación del político en el poder al no practicar la lucha fundamental de la vida moral que consiste en llegar a descubrir y amar los bienes más altos. Como son tan hermosos, en la medida en que descubren, enamoran, y esta es la fuerza que permite todas las energías de la pulcritud. Vida sana.
Los diversos rumbos en el quehacer de la vida nos indican que hay una fuerza moral actuante, se engañan los que creen en el progreso de los malvados corruptos y el esfuerzo de los buenos no sirve para nada. El que así piensa no comprende que es la vida. Se debe intentar aprender todo lo que fuese capaz, pues nadie sabe cuál es su hado. Así puede llegar a conocer lo que conviene. El saber sirve para comprender mejor a los otros. La vida está fundamentada en las buenas costumbres.
Gandhi nos pregunta ¿porqué el ser humano teme decir y hacer la verdad y no tiene miedo a decir y hacer la falsedad? “Una palabra justa nunca fracasa, a la postre una palabra sincera nunca daña”.
Los males que vivimos tienen sus actores conocidos, la debilidad humana no puede ocultar el mal que hacemos. El ser humano transita en sociedad para amar, construir bienestar, no para saquear el erario y perjudicar a los hermanos dominicanos.
El autor es vicealmirante retirado de la Marina de Guerra.
