El principal funcionario chino de seguridad culpó a un grupo extremista poco conocido por el ataque suicida de esta semana que dejó cinco muertos en el corazón de la capital, y China ha renovado su disputada alegación de que el país enfrenta una amenaza significativa del terrorismo organizado.
Meng Jianzhu no ofreció detalles de las alegaciones contra el Movimiento Islámico de Turquestán Oriental y no está claro si el grupo tiene la capacidad de realizar atentados terroristas. Beijing dice que el movimiento tiene por fin la eliminación violenta del control chino sobre la región noroeste de Xinjiang, donde vive la minoría uigur, de origen turco musulmán.
La policía dice que encontró banderas con lemas religiosos dentro del vehículo usando en el atentado y el alojamiento provisional de cinco sospechosos arrestados en relación con el ataque.
China ha dicho que ataques anteriores en Xinjiang fueron inspirados por la propaganda a favor de una guerra santa y ha vinculado varios de esos ataques al Movimiento.
Meng identificó al grupo en una entrevista con Phoenix Televisión, con sede en Hong Kong, durante una visita a la capital de Uzbekistán para asistir a una cumbre regional de seguridad.
«Detrás de la instigación está el grupo terrorista Movimiento Islámico de Turquestán Oriental que opera en regiones del centro y oriente de Asia», dijo Meng, jefe de la Comisión de Asuntos Políticos y Jurídicos del gobernante Partido Comunista, en una entrevista.
Nadie se atribuido la responsabilidad por al ataque del lunes.
El lunes se colocaron barreras protectoras adicionales a lo largo de la ruta por donde el vehículo embistió a una multitud en la Puerta de Tiananmen, con un saldo de tres muertos en el vehículo y dos turistas, además de decenas de lesionados.
Las autoridades también han fortalecido las medidas de seguridad en Xinjiang y los uigures en Beijing han sido objeto de más controles policiales.
La Policía de Beijing informó que los atacantes eran un hombre de nombre uigur, su esposa y su madre. La policía ha arrestado a cinco personas, identificados con nombres uigures, bajo sospecha de confabularse para realizar el ataque, el primero en mucho tiempo en la ciudad.
Los uigures, con una población de unos 9 millones, tienen fuertes lazos culturales y de idioma con los pueblos turcos de Asia Central y siguen tradicionalmente una versión moderada del islamismo suní. Muchos se quejan de que la cultura china y las restricciones religiosas y de discriminación de la mayoría étnica han del país.
Estados Unidos incluyó al Movimiento en una lista de organizaciones terrorista tras los atentados del 11 de septiembre, pero lo retiró en medio de dudas de que tuviera una organización como tal. Todavía existe como grupo terrorista en una lista de la ONU y de un puñado de naciones asiáticas.
En Washington, Jen Psaki, portavoz del Departamento de Estado, apoyó la investigación por parte de China pero declinó considerarlo un ataque terrorista y reiteró el apoyo de Estados Unidos a los derechos humanos de los uigures.
