Aunque la imagen del presidente Danilo Medina culmina el año 2013, con una alta tasa de popularidad que lo coloca incluso por encima del Partido de Libración Dominicana (PLD), no terminan así algunos de sus funcionarios.
La gran aceptación verificada en la población dominicana le ha merecido un sello personal reconocido inclusive por sus adversarios, dentro y fuera de la organización política que milita.
No obstante, la apreciación manifestada por la sociedad al jefe de Estado, no la poseen algunos de los miembros de su gabinete, a quienes diversos grupos de la sociedad civil demandaron su destitución por estar envueltos en actos dolosos.
La lucha contra la corrupción y la impunidad ante estos delitos, en opinión de expertos continuó siendo una de las debilidades del gobierno, evidenciada por las demandas ciudadanas, a fin de que los culpables fueran sometidos a la justicia.
Para el director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias (Flacso), César Cuello, el mandato del Presidente durante el 2013, fue positiva; sin embargo la nación esperaba que enfrentara la corrupción.
Otros analistas vaticinan que el primer hombre de Estado comenzará su segundo año con una situación económica crítica, debido a la desaceleración del crecimiento financiero y el incremento del desempleo, que dará lugar a que las fuerzas sociales agudicen sus movilizaciones y protestas.
No obstante a los pronósticos, su imagen positiva va en aumento. Analistas políticos manejan la hipótesis de que el mayor éxito ha sido la proyección personal de austeridad, modestia y cercanía con la gente, lo cual contrastó con la aparatosidad que signó la gestión de su antecesor y compañero de partido, Leonel Fernández.
Un factor que contribuyó además en esa estimación fueron las visitas sorpresas, acogidas por los moradores de las comunidades por donde el mandatario se desplazó, generándole gran aceptación de la población.
En estas asistencias, escuchó las demandas de los munícipes y de inmediato dispuso acciones. Priorizó la salud y las Micro, Pequeñas y Medianas empresas, disposiciones con atención inmediata, tal y como sucedió en el remozamiento del Hospital Traumatológico Darío Contreras, del cual dijo que lo había dejado impactado al ver el mal estado en que se encontraba.
Medidas y sorteos de obras
Entre las acciones que sellan el actual periodo del presidente dominicano además de las referidas visitas, están: la asignación del 4% del Producto Interno Bruto a la Educación; el Plan Nacional de Alfabetización “Quisqueya Aprende Contigo”; el sorteo de 10 mil aulas; el fomento a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes), y el apoyo al sector agropecuario.
Las construcciones de obras, que habitualmente eran asignadas a través de licitaciones, en las que por falta de recursos y relaciones muchos ingenieros no podían optar, en la actualidad participan en igualdad de condiciones.
Esta disposición fue vista con simpatía, no solo por los beneficiarios de las obras licitadas, sino por otros sectores que la enmarcan dentro del nuevo estilo de trabajo y la aprecian como un incentivo a la transparencia estatal.
Pese a las deudas adquiridas de su antecesor, aún en medio del plan de austeridad, el mandatario puso todo el empeño para cumplir con sus promesas, entre ellas la ejecución del Plan Nacional de Alfabetización, denominado Quisqueya Aprende Contigo que busca que en dos años no haya una persona sin saber leer ni escribir en el país.
Similar iniciativa es el programa “Banca Solidaria”, que constituyó parte de las promesas, y durante el año funcionó con un fondo de RD$10,000 millones para el fomento de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, beneficiando a más de 50 mil microempresarios ubicados en diferentes comunidades del país, incluyendo Santo Domingo.
Durante estos 12 meses, Medina instruyó, a fin que el programa Solidaridad, que dirige la vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández, beneficiara a unas 200,000 familias. Conjuntamente, fue puesta en ejecución la Ventanilla Única de Inversión, instrumento que simplifica el proceso para los inversionistas y permite que éstos realicen todos los trámites a fin de instalarse en un solo lugar.
Los resultados macroeconómicos reflejan que a pesar de haber heredado un déficit superior a los RD$125,000 millones, su gestión salió ilesa, pues en medio de la crisis se vio obligado a aplicar una reforma fiscal que, aunque no fue la integral que demandaban los sectores productivos, trajo como consecuencia el establecimiento de un régimen tributario que sacó a flote las finanzas públicas del país.
Posición frente a mineras
Igual respaldo de la sociedad recibió el Presidente por su posición con el contrato de explotación de la mina de oro de Pueblo Viejo, Cotuí con la Barrick Gold. Después de varios meses de intensas negociaciones, el Gobierno logró que los beneficios para el Estado pasaran de un 37% a casi un 51%.
En el caso del contrato de explotación de los yacimientos mineros por parte de Falcondo, que incluía Loma Miranda, el gobernante solicitó un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cuyo resultado fue que la explotación de esa reserva natural no cumplía con los requisitos medioambientales.
En lo referente a convertir en una zona turística a Bahía de las Águilas, en Pedernales, el presidente dominicano instruyó que el caso pasara a litis y esos terrenos se ventilaran en los tribunales, y no mediante un acuerdo transaccional con los supuestos propietarios.
La subasta de los permisos de importación de productos agrícolas fue otra resolución, que se enmarcó en corregir lo que estaba mal, pues terminó con la mafia que daba aprobaciones legales.
La República Dominicana ha entrado en un túnel donde impera la corrupción; aun cuando Danilo Medina tiene la intención de hacer bien las cosas, resulta imprescindible que la sociedad se empodere en sus derechos y haga una alianza por el equilibrio político y social, a fin de transitar un sendero distinto al desandado por sus antecesores al frente de la cosa pública.
