Muchos barrios de la ciudad capital lucen como conjunto vacío porque su pobreza representa el cero (0), es decir, el signo numérico de valor nulo: cero canchas deportivas, cero centros de educación, cero actividad cultural, cero dispensarios médicos, cero establecimientos de trabajo; en fin, no hay de nada con valor supremo.
Mientras la delincuencia suma ceros a la derecha en su aumento diario y la seguridad ciudadana baja en la escala acercándose al famoso cero. Resido en un espacio cercano Al kilómetro ocho de la avenida independencia. En zonas rojas del cero de la pobreza existen universidades abiertas al delito. Allí muchos catedráticos suelen enseñar “las mil maneras de cómo hacer un atraco exitoso”.
Los lugareños del Ocho reciben 16 horas de apagones al día y muchos de los que allí malviven no conocen un camión de la basura y los niños aplauden cuando llega el agua potable. En el Ocho se aprecia con nitidez el verdadero cero de la pobreza. Los niños juegan con gomas de bicicletas como si le dieran vueltas y más vueltas al círculo vicioso de sus precariedades y las niñas cambian de ropa sus muñecas sin cabeza, porque al parecer hasta en sus entretenciones se proyecta la idea de vivir carente de pensamiento.
¿Qué hubiera sido de William Shakespeare en este ambiente donde las madrugadas solo huelen a alcohol? Su “Sueño de una noche de verano” fuese una “pesadilla”. Quizás en uno de los capítulos de “Los miserables” de Víctor Hugo, el escritor nos hablara del “cero de la pobreza del Km. 8”. Y quien sabe si Marcel Proust en su texto de “En búsqueda del tiempo perdido” estaba haciendo una metáfora de estos lugares sombríos donde las horas pasan sin pasar y donde el destino nace sin futuro.
Pero muchas veces los políticos siembran esperanzas a los moradores del cero de la pobreza. “Cuando yo llegue al poder todo cambiará en este barrio. Construiré escuelas y hospitales…bla, bla, bla…” ¿Cómo venden mentiras estos señores demagogos?, lo que ellos sí logran cambiar son los ceros de su pobreza personal, pues le ponen números de más de seis cifras al antes conjunto vacío de su patrimonio. Y después todo se resuelve con demandas de difamación y de injuria.
Una estrella veo brillar en la zona cero de la pobreza, en medio del apagón alcancé a ver una joven alumbrando su cuaderno con una vela, ella hacía su tarea. Al pasar por su lado me preguntó con ojos de real optimismo, -Señor, verdad que cero mata cero”. Le respondí con ilusión nunca perdida, “si mi hija”. Aunque a darle la espalda caminé hablando solo. “Es tan difícil con la estructura de estos partidos del sistema eliminar el cero de la pobreza”.
