Clientes, amigos e incluso extraños llevaron velas y flores a la barbería de Little Haiti (el Pequeño Haití) el lunes, donde un día antes una fatal disputa dejó a dos hombres muertos.
“Sólo dando una muestra de amor” dijo Derek Hoyas, al agacharse para prender una vela.
La Policía de Miami respondió a una llamada cerca de las 12:30 p.m. el domingo en la barbería de la 5325 NE en la Segunda Avenida en Miami, debido a una disputa entre dos hombres. El oficial no identificado intentaba calmar a los hombres cuando, según la policía, el desconocido oficial de seguridad desenfundó el arma y le disparo al dueño de la barbería, identificado por amigos y clientes como Gersen Mieses. Fue entonces cuando el oficial le disparó al guardia de seguridad.
“Le disparó y lo mató enfrente del oficial” dijo la vocera de la Policía de Miami Frederica Burden el lunes. “El oficial no tuvo otra opción que dispararle al guardia”.
Si bien la policía no tiene claro qué fue lo que originó la disputa – sólo han dicho que al parecer era una disputa “continua” – la gente que transitó por la barbería el lunes dijo que la pelea pudo haber empezado debido a un puesto de estacionamiento o porque el guardia de seguridad estaba repartiendo folletos de una barbería rival situada al otro lado de la calle.
“El estaba buscando problemas” dijo un hombre mayor que usaba un bastón refriéndose al guardia, pero que se negó a dar su nombre.
El hombre dijo que el guardia estaba repartiendo folletos de una barbería que acababa de abrir. “Por eso es que están cerrados hoy. Ellos saben que eso fue lo que sucedió”.
Martin Cole, quien fue testigo del tiroteo, le dijo a CBS4 el domingo por la noche que el guardia “perdió la chaveta”
Sin embargo, otros dijeron que el guardia le estaba dando problemas a Mieses debido a que se había estacionado ilegalmente. La gente que trabaja y frecuenta el atareado centro de comercios de Sabal Palm Shopping Center, dice que los guardias son estrictos acerca del estacionamiento. Colocan calcomanías en los carros y se han llevado carros remolcados si están parqueados ilegalmente.
“Este tipo tenía un problema de actitud” dijo Juan Quintana, quien trabaja en el supermercado cercano, al hablar del guardia de seguridad.
El lunes, el Toyota Yaris azul de Mieses – con una camiseta Blanca colgando del asiento trasero, un collar de identificación enrollado en el espejo trasero y una placa personalizada de los Tampa Bay Rays – estaba parado en el primero puesto de estacionamiento más cercano a la barbería.
Su carro no debía estar detenido ahí – el puesto estaba marcado con una señal amarilla que indicaba que estaba reservado para el doctor de la oficina de al lado. Había un cartel de remolque en el puesto. Una mujer en la recepción en el consultorio de Jacques Victor dijo que el auto pertenecía a Mieses. Victor no hizo ningún comentario.
Alberto Ortega, quien trabaja en la compañía de grúas remolcadoras Torres Towing Inc. dijo que la compañía con frecuencia recibe llamadas de parte de la seguridad debido a autos estacionados en la plaza después de las horas de trabajo.
Henry Avello, un guardia que trabaja con Professional Property Protection, la compañía de seguridad que supervisa la plaza, dijo que no le estaba permitido hablar con los medios. Algunos dicen que el guardia había trabajado en la plaza por años.
El domingo, Joshua Rodero, quien se identificó como el primo del guardia de seguridad, dijo al afiliado noticioso del Miami Herald, CBS4, que el nombre del guardia de seguridad era Rubén. Rodero dijo que era un hombre de familia y un hombre noble.
Amigos y clientes de Mieses lidiaban el lunes con la noticia de su muerte. Lo describieron como un sujeto agradable de la Republica Dominicana que siempre sonreía y se llevaba bien con todo el mundo. La barbería ha estado en la familia por años, dijeron los clientes.
“El era como un hermano” dijo Adrián González, quien en octubre viajó a Colombia con Mieses. “Esto no debió pasar”.
Mieses, quien de acuerdo con sus amigos tenía un hijo, no estaba casado y estaba en la barbería de la esquina trasera – casi todos los días.
Dieudonne Louis colocó un montón de flores púrpura, tocó en la puerta cerrada de la barbería y rezó.
“El era un buen hombre”, dijo refiriéndose a Mieses.
Las mujeres solían cocinar pescado, arroz y frijoles y otras comidas para él todo el tiempo, dijo ella.
“Lo voy a extrañar”, dijo Louis.
