Una labor consular valiosa en la Florida

La labor de un funcionario público se mide no sólo en cómo es el ejercicio de su deber, como resultado de la confianza del pueblo depositada en él, sino también en la medida en que sus hechos se reflejan en la percepción pública y lo que predica con su vida personal y moral ante los demás.
 
En el caso del PLD, por ser la corporación política que monopoliza el poder en la República Dominicana, no se puede aplicar esa imagen a todos sus dirigentes, pero sí hay excepciones a la regla. Una de ellas es la de Oscar Amaury Ríos, el cónsul general de todos los dominicanos en la Florida, y quien cumple este enero su primer año en funciones.
 
Con el privilegio de conocerlo a título personal desde hace más de tres décadas, no puedo pasar por alto la ocasión de reconocer y honrar la labor de este diplomático y político de carrera, que ha sabido administrar su trabajo de forma sensata, callada, leal, sincera y discreta, sin sectarismos, en beneficio de todos y sin mirar banderías políticas en la diáspora dominicana de la Florida.
 
Durante los pasados doce meses, Amaury –quien goza del aprecio de quienes lo conocen—ha sabido ser leal a su partido y al interés público sin que ello implique para él conflicto alguno. Su carácter afable, amable, respetuoso de las ideas ajenas y sin desmedro de las propias, se ha reflejado en la calidad y la excelencia de los servicios que presta la sede de legación consular dominicana en Miami.
 
Sus esfuerzos en interés del beneficio público se han traducido en muchos ángulos. Entre ellos podemos mencionar la puesta en vigor de un seguro de repatriación de cadáveres de dominicanos indigentes en el exterior, además del desarrollo de estrategias para aprovechar los efectos de la propuesta de reforma migratoria de Estados Unidos, en conjunto con el embajador dominicano en Washington, DC, Aníbal de Castro.
 
A ello se suma la presentación de la Comisión para el Programa Nacional de Alfabetización Quisqueya Aprende Contigo, en vista de que uno de cada cuatro dominicanos es analfabeto. Entiende que es su deber apoyar las directrices del presidente Danilo Medina en este sentido.
 
Destaca su apoyo a la inversión y promoción de negocios con seminarios conjuntos con la Embajada Dominicana en Washington, y talleres de orientación a ciudadanos en riesgo de ser víctimas de embargos hipotecarios por efecto de la crisis inmobiliaria en Estados Unidos.
 
El cónsul general Oscar Amaury Ríos también ha fomentado charlas sobre el manejo y preservación del crédito financiero, la defensa ante la discriminación, participación activa en las actividades de la herencia cultural domínico-americana, y colaboración de manera directa con el despacho de la primera dama, Cándida Montilla de Medina, para llevar alivio a zonas remotas del país a través de un programa de asistencia humanitaria con ayuda de diversas ONG’s de dominicanos en la Florida.
 
En una época de convulsión y distorsión, de escasez de virtudes y abundancia de defectos entre algunos políticos acostumbrados a la lisonja hiperbólica, y donde hablar bien de alguno resulta difícil, es justo reconocer el buen ejemplo. Honrar, honra, decía el insigne educador puertorriqueño, Eugenio María de Hostos.
 
El PLD tiene en el cónsul general de la República Dominicana en la Florida, a un ejemplo honrado y genuino de lo que debe ser un buen político y mejor ser humano sin necesidad de ruidos.

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