“No tengo ningún otro interés ni de ser líder ni de reelegirme, ni nada por el estilo”. Con estas palabras habría contestado el jefe de Estado Danilo Medina al presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Leonel Fernández, con quien se ha enfrentado en diversas contiendas por el control de la organización política y la Presidencia de la República.
La lucha por el poder presidencial y el liderazgo del PLD, ha llevado a Fernández y Medina a retarse, unas veces de forma diplomática y otras con acusaciones despiadadas, al desnudo.
Este jueves, el mandatario dominicano aclaró que con las ejecutorias de su gobierno no está buscando “ni ser líder ni reelegirse”, sino trabajar por el bienestar del pueblo dominicano, principalmente por los menos pudientes.
Las declaraciones de Medina ocurrieron al encabezar el acto que dio inicio a la construcción de la presa de Monte Grande, en la comunidad del mismo nombre, en Barahona, donde aclaró que entre las cosas que busca con su forma de gobernar está que cuando salga del poder y camine por las calles “la gente pueda decirme gracias Danilo Medina por lo que hiciste por el pueblo dominicano”.
Los pronunciamientos del Presidente de la República se produjeron tres días después del artículo titulado “El poder y el liderazgo: entre puestos y sobrecitos”, escrito por su principal rival a lo interno de su partido, Leonel Fernández, en el periódico Listín Diario.
Leonel Fernández concluye su trabajo de la siguiente manera: “Pero lo más interesante es que tanto lo acontecido con Modesto Guzmán, como con la distribución de los sobrecitos de Dajabón, se pone de relieve una gran enseñanza de las ciencias políticas acerca del liderazgo y la teoría del poder. Y es que el poder, que implica una relación entre gobernantes y gobernados, aparte del factor ideológico, de conciencia, hace referencia a otros dos factores: al poder de coacción o represión y al poder compensatorio, que es la capacidad para dar o distribuir”.
A propósito de la capacidad de “dar y distribuir”, desde el principio de su gobierno, el presidente Danilo Medina se ha dedicado visitar a campesinos de los rincones más lejanos del país, para de inmediato aplicar soluciones a sus necesidades, aprobando préstamos e incentivando la producción, una práctica que si bien la mayoría de la población ve positiva, existen sectores a quienes sólo le parece una colocación de parchos a un barco lleno de agujeros.
CC, CP y serrucho
En la recién elección de los 10 nuevos miembros del Comité Político del PLD, Danilo Medina logró imponerse con 7 de sus allegados; similar suerte logró al alzarse con la mayoría de los 168 nuevos integrantes del Comité Central de la agrupación política fundada por Juan Bosch. Esa especie de “pela” dada por la corriente danilista provocó el “pataleo” de sectores ligados a Leonel, quienes llegaron, incluso, a insinuar que la gente del Presidente ganó a fuerza de usar recursos del Estado.
Esa actitud remonta a la convención peledeísta del 2007, cuando Fernández buscaba la reelección presidencial y Danilo Medina quería ser candidato del partido morado, contienda en la que el entonces Presidente de la República ganó.
Para entonces, el precandidato presidencial Medina reconoció su desventaja en la disputa interna; sin embargo, en una alocución ante seguidores frente a su comando de campaña dijo que «el Estado se impuso» y que había un espacio para la reelección dentro del Partido de la Liberación Dominicana.
Sin mencionar por su nombre al presidente Leonel Fernández, Medina hizo el anuncio agradeciendo a sus seguidores por el apoyo brindado e indicando que evaluaría la situación para saber «qué hizo cambiar los números de la noche a la mañana».
El triunfo de Leonel Fernández en las elecciones interna del PLD estuvo lleno de pronunciamientos despiadados contra su compañero de partido Danilo Medina, al cual llegó a asegurar que le quedaban 22 días en el partido morado. Esas declaraciones se produjeron el 14 de abril del 2007: “Leonel Fernández advirtió que a su principal contendor interno, Danilo Medina, que sólo le quedan 22 días en el Partido de la Liberación Dominicana”, rezó en uno de los títulos periodístico de ese día.
Al encabezar un concurrido acto proselitista en el Pabellón de Balonmano del complejo Deportivo Parque del Este, el aspirante a la repostulación presidencial acusó a quien hasta el 7 de noviembre de 2006 fuera su más cercano colaborador, de ser un “serruchador de palo”, así como de querer imponer el “quítate tú para ponerme yo”, práctica que aseguró no funcionaría en el PLD.
“Es el pueblo dominicano el que seguirá subido en el palo con un nuevo gobierno del Partido de la Liberación Dominicana. Así será, hoy empezamos el conteo regresivo, le quedan 22 días al hombre del serrucho en el Partido de la Liberación Dominicana”, aseguró Fernández.
Días antes, Medina había dicho en un acto de campaña en el Club Mauricio Báez que tenía una sierra eléctrica para cortar el palo donde estaba subido el León. La expresión fue calificada como insólita por el presidente Fernández, quien manifestó: “Ayer escuchamos lo insólito de parte de nuestro competidor interno del PLD. Dijo que tiene una sierra eléctrica para cortar el palo donde está subido el león”.
Sostuvo que con esa expresión Medina había revelado que a lo que se dedica era a serruchar palos, cosa que él no creía cuando sus compañeros se lo decían. “Se imaginan ustedes, ha hecho una confesión, a lo que se dedica es a serruchar el palo, yo nunca lo quise creer, a veces creía que eran chismes, pero muchos compañeros se me acercaban para decirme que siempre les estaban serruchando el palo, pues este triunfo del próximo 6 de mayo es para que no se siga serruchando el palo en el PLD”.
Todo lo anterior nos deja una lección: la lucha por la Presidencia de la República y el liderazgo dentro del PLD ha mantenido una especie de “guerra sin cuartel” entre las dos principales figuras de la organización política, Danilo Medina y Leonel Fernández; empero, lo que los diferencia de otras organizaciones es que los peledeístas han sabido lavar los “trapitos sucios” dentro de la casa, aunque a veces dejan ver “el refajo”.
