El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, buscaba el miércoles un acercamiento con distintos sectores para calmar la ola de protestas contra su Gobierno, acusado por la oposición de reprimir con violencia mientras las marchas en las calles no se detienen tras días de manifestaciones.
La nación petrolera fue sacudida en febrero por violentos choques entre fuerzas de seguridad y manifestantes opositores, que han salido a las calles en protesta por la inseguridad, la escasez de productos básicos y la inflación.
Las protestas, que en varias ciudades se han convertido en prolongados enfrentamientos de jóvenes manifestantes contra policías y soldados, han dejado al menos 13 muertos, más de un centenar de heridos y cientos de detenidos.
El Papa Francisco, el primer latinoamericano en encabezar la Iglesia Católica, se sumó el miércoles a las voces que piden el fin de los actos violentos y un diálogo entre las partes.
«Deseo vivamente que cesen lo antes posible las violencias y hostilidades y que todo el pueblo venezolano, a partir de los responsables políticos e institucionales, actúen para favorecer la reconciliación», dijo el pontífice ante miles de personas en su audiencia semanal en la Plaza de San Pedro.
Maduro, que asumió el cargo hace menos de un año tras unas elecciones cerradas, convocó a una conferencia nacional por la paz, invitando a sectores que son críticos de su Gobierno, como los empresarios y la Iglesia.
«Yo llamo a la máxima tolerancia (…) hagamos aquí un ejercicio de ejemplo de tolerancia, sin callarnos de lo que tenemos que decir», dijo el miércoles el jefe de Estado, heredero político del fallecido líder de izquierda Hugo Chávez.
El representante de la máxima cúpula empresarial Fedecámaras intervino en la reunión y exhortó al mandatario a «calmar los ánimos».
«Nuestro país no está bien presidente, no está bien, usted tiene que escuchar otras voces diferentes a las que lo acompañan. Es un país que en este momento tiene unas legítimas protestas», exclamó el presidente de Fedecámaras, Jorge Roig, al intervenir en la reunión.
«En nuestro país nos estamos matando entre venezolanos y eso es grave», agregó.
Por su parte, el empresario Lorenzo Mendoza, presidente de Empresas Polar, la mayor productora de alimentos del país, sostuvo que la empresa privada es «parte de la solución de los problemas del país».
La coalición de partidos opositores, la llamada Mesa de la Unidad (MUD), no acudió a la convocatoria por considerar que no cumple con las condiciones adecuadas.
«No nos prestaremos para lo que derivará en un simulacro de diálogo que desemboque en una burla a nuestros compatriotas», dijo en un comunicado el portavoz de la MUD, Ramón Aveledo.
La oposición ha denunciado una desmedida brutalidad en la represión de las protestas por parte de fuerzas de seguridad y que grupos armados partidarios del Gobierno atacan violentamente las manifestaciones. Incluso ha dicho que algunos detenidos sufrieron torturas.
Dentro de un documento publicado en su blog con propuestas para superar la situación que vive el país, el líder opositor Henrique Capriles pidió «detener la criminalización de la protesta como forma pacífica de expresarse y la violación de los derechos humanos. Cese de las torturas y la represión».
El Ministerio Público ordenó el miércoles el procesamiento de cinco agentes de inteligencia del Gobierno detenidos por el presunto homicidio de dos manifestantes, Bassil Da Costa y Juan Montoya, durante fuertes choques en una protesta el 12 de febrero.
La Fiscalía agregó que en total 55 personas han sido detenidas «por estar presuntamente incursas en varios delitos graves, entre ellos homicidio» en las manifestaciones.
Maduro dice que las protestas con barricadas en zonas acomodadas de Caracas y otras ciudades del país son parte de una conspiración «fascista» que busca derrocarlo.
«Yo no voy a renunciar a mis deberes y obligaciones constitucionales de proteger a la gente (…) no puedo renunciar, porque a veces, como que me lo piden indirectamente en las declaraciones públicas», dijo la noche del miércoles el mandatario.
Estados Unidos dijo el miércoles que busca mejorar su relación con el Gobierno venezolano, aunque afirmó que no se quedará de brazos cruzados ante las falsas acusaciones de Caracas de fomentar la violencia.
«Nosotros hemos enfatizado que estamos buscando mejorar la relación, nos gustaría ver un cambio», dijo el secretario de Estado John Kerry, un día después de que Washington expulsó a tres diplomáticos venezolanos del país.
El canciller Elías Jaua, señaló que Venezuela está dispuesta a avanzar en una nueva etapa de relaciones.
«Vemos positivas las declaraciones del secretario Kerry en medio de esta compleja situación que hemos vivido los venezolanos», sostuvo Jaua en declaraciones transmitidas por el canal estatal de televisión.
MARCHAS A FAVOR Y EN CONTRA
Miles de campesinos oficialistas marcharon hacia el Palacio de Gobierno de Miraflores, en el centro de Caracas, llevando letreros como «No al Fascismo», y «En defensa del socialismo», vestidos con camisetas rojas y ondeando banderas de Venezuela.
Desde la oposición, mujeres encabezadas por la legisladora María Corina Machado -una de las críticas más duras de Maduro- hicieron una manifestación «por la vida» en Caracas y otras ciudades marchando en silencio y vestidas de blanco. La esposa del encarcelado líder opositor Leopoldo López, Lilian Tintori, también iba estar al frente de la marcha.
Las manifestaciones se han repetido a lo largo del mes, y ambos bandos se acusan mutuamente de promover la violencia.
Las barricadas casi habían desaparecido el miércoles en el municipio de Chacao, uno de los bastiones de la oposición.
Algunos de los choques más fuertes han ocurrido en el occidental estado Táchira, en la frontera con Colombia, en donde el Gobierno desplegó tropas la semana pasada.
El mandatario admitió tarde el miércoles que está «angustiado» con la situación del estado andino, por lo que pidió ayuda.
«Hay factores de la violencia colombiana que ya, ya, están hablando de separar el Táchira de Venezuela, abiertamente, nosotros no le permitiríamos», dijo.
Además de las protestas, autoridades reportaron saqueos de comercios y el incendio de la sede de un partido opositor.
Maduro decretó feriados el 27 y 28 de febrero, que se sumaran al asueto del Carnaval la próxima semana.
La extensión del asueto ha sido criticada por el sector empresarial, y es vista por opositores como un intento de restarle fuerza a las protestas, porque tradicionalmente los venezolanos se trasladan en masa hacia las playas caribeñas del país durante el Carnaval.
