Criticado hasta por estrellas de Hollywood por la forma en que ha lidiado con la ola de protestas antigubernamentales del último mes, el Gobierno de Venezuela acusó a la oposición de querer derrocar al presidente socialista Nicolás Maduro.
Horas antes de que el canciller venezolano, Elías Jaua, defendiera su posición ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el encarcelado líder opositor Leopoldo López instó a sus seguidores a permanecer en las calles.
Unos 2.000 estudiantes se concentraron en la tarde del lunes en una plaza del este de Caracas para protestar contra Maduro, en lo que se ha transformado en una especie de ritual. Algunos arrojaron piedras y cócteles molotov contra la Guardia Nacional, que respondió con gases lacrimógenos.
En su discurso ante la ONU en Ginebra, Jaua denunció una «campaña internacional de mentiras y falsedades» para pintar a Venezuela como un país al borde de la guerra civil y al Estado como un represor.
«La comunidad internacional debe saber que esta agresión contra la democracia es de naturaleza política e ideológica, y su objetivo es el derrocamiento de un Gobierno legítimamente elegido», dijo el diplomático.
Más tarde, se reunió con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
«Discutieron los recientes acontecimientos en el país», dijo la ONU. «El secretario general reiteró su esperanza de ver menos tensiones y las condiciones necesarias para implicarse en un diálogo significativo».
Al menos 18 personas han muerto en choques entre opositores, fuerzas de seguridad y grupos armados durante las protestas del último mes en Venezuela. Los disturbios no son transmitidos por la televisión estatal ni por los canales privados de televisión.
Desde una celda en una prisión militar donde está detenido por incitar a las protestas, López, un opositor de línea dura, pidió la renuncia del ministro de Interior y Justicia por la represión durante las protestas.
«No hay ninguna razón para claudicar nuestra lucha, no podemos rendirnos», dijo en un mensaje leído por su asesor Carlos Vecchio desde la clandestinidad y difundido a través de Internet.
«Debemos avanzar por los caídos, por los torturados por los presos y por todo el pueblo de Venezuela que hoy padece de un sistema completamente autocrático», añadió el opositor, que se entregó el pasado 18 de febrero para enfrentar cargos de instigar a delinquir y daños a la propiedad.
La oposición acusa al Gobierno del presidente Maduro de reprimir las manifestaciones contra la inflación galopante, el desabastecimiento y la inseguridad en la nación petrolera. Incluso algunos dirigentes han denunciado torturas a detenidos.
Y su reclamación fue amplificada el domingo por estrellas de Hollywood como Jared Leto, que dedicó su Oscar al Mejor Actor de Reparto a los manifestantes en Ucrania y Venezuela.
MANTIENE APOYO
Las protestas son el mayor desafío que afronta Maduro en sus casi 11 meses en el poder. Pero nada indica que puedan poner en riesgo a su Gobierno, popular entre sectores de la población que se han beneficiado de los programas sociales de la última década y media.
Las autoridades dicen que no han hecho un uso excesivo de la fuerza para contener lo que Jaua describió el lunes como «grupos entrenados» de agitadores.
La intensidad de las protestas ha disminuido en Caracas, pero unas 500 personas marcharon hacia la oficina local de la Organización de Estados Americanos (OEA).
En la zona este de la ciudad, un bastión de la oposición, personas disfrazadas de productos que escasean como envases de leche y harina de maíz bloquearon el tráfico.
La situación parece más tensa en el oeste del país.
Según mensajes publicados por vecinos de San Cristóbal en las redes sociales, las calles de la ciudad de unos 700.000 habitantes seguían bloqueadas por barricadas y en las tiendas comienzan a escasear los alimentos.
Cerca de allí, en la ciudad fronteriza de San Antonio del Táchira, los manifestantes se tumbaron en una carretera y bloquearon el paso hacia Colombia, según el diario El Nacional.
