El divorcio de David Guetta pone fin a una alianza millonaria

Se conocieron en 1990, se casaron, tuvieron dos hijos (Tim Elvis, de 10 años, y Angie, de 6) y pusieron en marcha uno de los negocios más suculentos de la historia de la música. El DJ francés David Guetta (47 años) y Cathy Lobé (46) su esposa, socia y, dicen, el verdadero cerebro de su imperio musical, pusieron fin a su matrimonio la pasada semana, tras la sentencia dictada en un tribunal de París. Según informa el semanario «Voici», ni siquiera se vieron las caras.
 
La ruptura ha supuesto toda una sorpresa dado que, hace menos de dos años, David y Cathy habían renovado sus votos matrimoniales en Ibiza, su santuario y el lugar donde asentaron un imperio en torno a la música electrónica (según la revista «Forbes», llegaron a facturar 25 millones de euros anuales). Fue en Pacha Ibiza donde, en 2001, crearon las fiestas «F***me. I’m famous» y en la isla ibicenca inauguraron la primera pista de baile en un aeropuerto.
 
David Guetta y Cathy Lobé se conocieron en el club del sur de Francia, donde ella (hija de camerunés y francesa) trabajaba como camarera.En 1996 ya eran los reyes de la noche parisina. Y con el cambio de siglo comenzaron a hacer caja. Él reinaba en la cabina, mientras que ella manejaba las cifras y la organización desde la pista.
 
Trabajo oculto
 
«La reina de la fiesta», la «intrépida mujer de negocios», nada se le escapaba a Cathy. En julio de 2012, la esposa del DJ contaba a ABC que «detrás de cada show siempre hay mucho trabajo oculto, necesario para que todo funcione.David pincha y yo me encargo de la parte más artística». El propio Guetta reivindicaba la labor de Cathy como la más complicada: «Ella trabaja muy duro para ofrecer a la gente la mejor fiesta de su vida. Es su atención al detalle: el show, el diseño artístico, el merchandising, el trato vip… No importa el éxito que hayamos tenido, ella sigue trabajando incluso en la puerta recibiendo a los invitados».
 
De momento, ninguno de los dos ha realizado declaraciones, tampoco se sabe si su lucrativa sociedad seguirá existiendo o si la custodia de sus hijos será compartida. Parecían una pareja inquebrantable… hasta que para ellos la fiesta terminó.

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