“Una violación sexual es un sello de por vida”

Con tan solo 11 años de edad, Deyanira Hernández (nombre ficticio),  lleva a cuesta el peso de una violación que le desgració  su existencia y le  provocó que perdiera interés  hasta por su vida.
 
Hoy, a sus 36 años, y siendo madre de dos hijos, cuenta que esa escena  la marcó  para siempre, pues quedó traumatizada,  situación que le provocó graves daños a  su  salud física y emocional.
 
Con voz quebrada, la joven mujer  narra que fue víctima de  violación por parte de un tío  en varias oportunidades. “En  una ocasión  se lo comenté  a alguien cercano, pero no me creyó». Esa situación  la transformó   por completo, dejándole heridas incurables.
 
«La primera vez que mi tío abusó de mi, era una niña y mis padres trabajaban y  acostumbraban dejarme durmiendo sola», admitió Deyanira  entre lágrimas y palabras entrecortadas.
 
”Un  día mientras entró a mi habitación,  empezó a jugar conmigo, mientras yo lo seguía. Él me hacía travesuras. Me quitó la pijama, le dije no me hagas eso…Pero, el se reía y me decía que era un chiste, un juego. Y me hizo cosas…”, narró.
 
Dolorosa  realidad
 
Los  embarazos  en adolescentes producto  de violaciones constituyen uno de los problemas sociales más graves que enfrenta la República Dominicana, y  en opinión de expertos  en la mayoría de los casos provienen de personas de confianza.
 
Según las estadísticas, en el país  el abuso sexual constituye la segunda infracción más frecuente que se inflige en las niñas , luego del castigo físico y psicológico como forma de corrección, escenario que se repite con frecuencia en los hogares dominicanos; principalmente en los sectores marginados, por el estado de hacinamiento en que viven.
 
Para que un acto carnal sea aceptable, éste debe realizarse por mutuo consentimiento, lo que significa que ambas partes deben desearlo  y estar de acuerdo, por lo que la violación sexual ocurre cuando un individuo obliga a la otra persona a participar en un evento venéreo  en contra de su  voluntad.
 
En general, la fuerza física  es siempre el factor primordial para que exista una violación. En los  menores no pueden ser válidos los argumentos de un supuesto consentimiento,  pues según las leyes  no están en capacidad para responder por sus actuaciones.
 
“Minutos después, le comenté a otro familiar  que mi tío me hizo cosas, pero me acusó  de mentir y   decidí callar por años, hasta que por mi conducta inusual  en la escuela la profesora comenzó a investigarme y luego de muchas indagatorias conoció la verdad”, continúa su relato Deyanira Hernández.
 
«Volvimos a casa y  le contó lo sucedido a mi madre, quien quedó pasmada con lo acontecido y de inmediato dio parte a las autoridades. “Nunca me olvido de aquello;  por la noche siempre recuerdo lo sucedido. Aún cuando haya podido tener días lindos, una violación es un sello de por vida”, concluye.
 
Preocupaciones
 
El presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD),  doctor Pedro Sing Ureña, al referirse a estos episodios  mostró preocupación por la  gran cantidad de adolescentes violadas y embarazadas por parientes adultos que superan los 60 años.
 
Sing Ureña especificó  que  la población no conoce a cabalidad la dimensión de este problema, ya que son pocos los hechos que se dan a conocer a la opinión pública con respecto a su  magnitud.
 
Noris de la Cruz, directora de la escuela de psicología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), señala que  la violación y asesinato de niños y niñas es una de las formas de crimen  que más preocupa a los peritos en la  conducta humana.
 
Instó a  orientar a la población a que asimilen  esos eventos y muestren atención a lo que expongan sus hijos e hijas, con relación a lo que puedan narrar sobre posibles agresores afines a la familia.
 
Según la especialista, una niña víctima de abuso posiblemente manifiesta conductas extremas: es desordenada en el hogar, demasiado agresiva, triste, aislada, con  dificultades para socializar, y suele mostrar miedo, pesadillas, problemas de alimentación y una serie de síntomas que indican que algo puede estar pasando.
 
Estima que esos sucesos acontecen como consecuencia  de la descomposición social que se vive en la actualidad, pues provienen  en su  gran mayoría de hogares disfuncionales.
 
En término del reforzamiento, considera necesario que la educación sexual sea  una materia abierta, tanto en la instrucción formal como en la casa, la cual debe ser reforzada a diario.
 
A juicio de la psicóloga los  gobiernos no han querido insertar a los profesionales de la conducta humana en la toma de decisiones y a la hora de  buscar estrategias no siempre escogen las mejores, porque no son competitivos quienes asumen  las medidas preventivas.
 
Papel de las autoridades
 
Ante la incidencia de estos delitos, la Procuraduría General de la República  creó  las Unidades de Atención a Víctimas, las cuales funcionan en las diferentes fiscalías del país y están para darle soporte a quienes sufran algún tipo de agresión o crimen, como violaciones y ataques sexuales, conforme declaró a DominicanosHoy  la procuradora general adjunta y coordinadora nacional de Niños, Niñas, Adolescentes y Familia, Marisol Tobal.
 
Tobal afirmó que en acontecimientos de esa naturaleza  el Ministerio Público  realiza las indagatorias y luego proceden legalmente,  en contra del autor del hecho. Además, tienen un centro de atención integral para socorrer  a las víctimas.
 
Quienes hayan sido afectados  son evaluados física y mentalmente por un médico especialista, así como por un psicólogo forense. No obstante, a esos mecanismos, Tobar entiende que deben implementarse programas de prevención, a fin de crear conciencia en las madres y padres, acerca de cómo prevenir estos hechos,  pues  la gran mayoría de dichos delitos se cometen en su entorno.
 
Secuelas
 
Los menores de ambos sexos que hayan sido abusados, inician muchas veces la vida sexual a destiempo, según señala la sicóloga Noris de la Cruz, y  agrega que regularmente provienen de madres que han vivido la misma experiencia y reproducen el modelo que aprendieron.
 
Manifiestan aislamiento, ansiedad, desconfianza y pérdida del de la concentración en la escuela. También, automutilación, irritabilidad y explosión injustificada. Siente rechazo hacia algún miembro del seno familiar, con sentimientos de odio y venganza.
 
La  experta en el abuso sexual recomienda trabajar la prevención de manera directa en las escuelas, familias y en el sistema de salud, específicamente con los pediatras.
 
El caso de Deyanira Hernández es solo uno de los muchos que acontecen y no salen a la luz pública. Se hace necesario que en los centros escolares  desarrollen  programas educativos que logren que los niños y niñas  identifiquen a tiempo esa espantosa práctica que representa el abuso en menores.

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