Nicaragua entre sismos

Managua (PL) Tensión e incertidumbre definieron a Nicaragua, luego de una fuerte actividad sísmica que mantuvo en vilo a las autoridades y la población del país.
 
Desde el 10 de abril último, cuando un terremoto de 6,2 grados de magnitud en la escala de Richter desató una oleada de temblores, las calles de ciudades cercanas al lago de Managua se convirtieron en sitio seguro frente a las sacudidas.
 
El panorama se repitió en urbes como la capital, Mateare, Nagarote y Ciudad Sandino, donde las personas incluso llegaron a dormir al aire libre, o en las afueras de sus casas, ante la posibilidad de movimientos mayores.
 
Respondieron así a un impulso vital, pero también a los llamados de las autoridades a la responsabilidad y salvaguarda de sus vidas, trastocadas de pronto por la mayor actividad sísmica de la que tienen memoria muchos de los nacidos en este país.
 
El primer terremoto, que tuvo por epicentro el lago de Managua y alcanzó 10 kilómetros de profundidad, dejó en principio un fallecido, 266 heridos y más de 800 viviendas dañadas, y provocó que el presidente de la nación, Daniel Ortega, decretara la alerta roja.
 
Otras medidas de la administración, cuyos organismos se volcaron a atender la emergencia, apuntaron a suspender las clases en los departamentos de Managua y León, los más afectados, y las actividades laborales en instituciones del gobierno.
 
Datos del Instituto de Estudios Territoriales (Ineter) aseveraron entonces que el movimiento telúrico, percibido también en Costa Rica, Honduras y Guatemala, había generado más de mil réplicas.
 
Sin embargo, menos de 24 horas después del sismo principal, otra sacudida, esta vez de 6,7 grados de magnitud en la misma escala y con epicentro en Nandaime, a 67 kilómetros de la capital, volvió a desatar la zozobra entre los nicaragüenses.
 
Apurados a la hora de la salida de sus trabajos, algunos de los capitalinos expresaron en conversación con Prensa Latina su preocupación ante el hecho de que las réplicas se repetían con mucha frecuencia.
 
No sabemos qué pasará en la próxima media de hora, dijo Keneth Cris, un trabajador de 33 años de edad visiblemente alarmado.
 
La coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, Rosario Murillo, reiteró a las familias en otro de sus habituales contactos por la televisión a mantener la normalidad, pero en alerta y vigilancia permanente.
 
«Hemos vivido en menos de 24 horas dos terremotos, y así como nada puede indicar que se vaya a producir otro, tampoco se puede indicar que no se vaya a producir, lo único que podemos hacer es estar preparados», afirmó.
 
Dos días después, en medio de la constante actividad sísmica, las autoridades llamaron a redoblar precauciones, tras la sospecha de que podía haberse activado la falla geológica que en 1972 ocasionó el terremoto que destruyó la capital y dejó unos 10 mil muertos.
 
Esa misma noche otros temblores, de 4,9 y 5,6 grados de magnitud en la misma escala, cerca del volcán Apoyeque, a unos 15 kilómetros de la capital, volvieron a disparar las alarmas.
 
Desde el 11 de abril, el saldo de los movimientos telúricos asciende a dos fallecidos, más de 200 lesionados y más de dos mil 300 viviendas dañadas, pérdidas derivadas en su mayoría del terremoto con intensidad de 6,2.
 
Pero en medio de las tensiones, el impulso del Gobierno a la recuperación paulatina de los sectores afectados y el traslado de ayuda en forma de materiales de construcción, colchones, paquetes alimentarios, entre otros, no se ha detenido.
 
Tampoco la solidaridad de otras partes del mundo, patente en expresiones como el envío de ayuda humanitaria, de estaciones sísmicas portátiles y de especialistas en vulcanología y sismología para contribuir al análisis de la situación.
 
EXPERTOS PROSIGUEN ESTUDIOS
 
Los especialistas, de naciones como Cuba, Venezuela y México, integran un equipo para determinar con exactitud, entre otras cuestiones, qué falla generó el terremoto de 6,2 grados de magnitud en la escala de Richter y los demás que remecieron el país.
 
Según el director del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas de Cuba, Vladimir Moreno, existe una gran cantidad de información que está siendo procesada en estos momentos, y los expertos tratan de entender el proceso físico que ocurre en el área.
 
Por su parte, Miguel Palma, de la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas, reiteró la existencia de distintas fallas geológicas que atraviesan la zona y dijo que cada una tiene sus propias características.
 
Hacemos hincapié en determinar dónde están ocurriendo esos eventos porque es la manera de comprender cuál es la falla que se movió y si se está moviendo otra producto del movimiento ya generado por ella, explicó.
 
Los científicos trabajan, además, en definir cuántos de estos terremotos son de origen volcánico, y las razones de que el nivel del lago de Managua disminuyera unos 40 centímetros y se registraran allí cambios de la temperatura, tanto del aire como del agua.
 
Al mismo tiempo, emergen teorías, aún sin confirmar, de que el epicentro del terremoto de 6,2 estuvo en el volcán Momotombo, un gigante de más de mil 200 metros de altura que, junto al Apoyeque, concentra las miradas de los expertos.  Y mientras continúan las alusiones al gran temblor, también de 6,2 grados de magnitud, que en 1972 asoló la capital, las alertas perduran y los expertos insisten en arrojar luz sobre esta serie de eventos.
 
*Corresponsal de Prensa Latina en Nicaragua.

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