Sonia puedes entrar, no tienes que tocar

Es difícil despedir a Sonia, como imposible resulta contener las lágrimas. “La tarde está llorando”. Tu ausencia es un “arañazo” en el corazón y no importa lo que piense el guachimán porque ni yo ni el pueblo tienen deseos de irse a andar.  No hay que preguntar “dónde podré gritarte que te quiero”, pues serán necesario “7 días con el pueblo” para corearte, “en mi país” que tristeza.
 
Solo si tengo la seguridad de que tu vuelo es para donde Dios te digo adiós. Cuanto envidio las águilas en su viaje elevado hasta el cielo, porque en lo más alto del universo está tu trova, fecundada de sentimiento.
 
Quienes pudieran negar que recorriste el territorio nacional y lo dejaste sembrado de tus hermosas líricas, que renacerán con el tiempo, aunque otra Sonia no volverá a germinar porque en verdad fuiste única.
 
No dejaré que el sol seque mis lágrimas ni que la noche me cubra de olvido, pero estrujaré mis ojos con la luna llena de melodía. Sin embargo, no te guardaré luto, jamás vestiré mi alma de negro mientras halla “una primavera para el mundo”.
 
Sonia, tú que supiste “cantar a los poetas de la patria”, hoy la patria son poetas que entonan versos para ti, porque en tu voz viajan héroes, heroínas y mártires montados sobre el borde rígido “de la canción del elegido”. ¡Oh Sonia! Cómo pensar que en “Yolanda” si no hay más “para vivir”, expresaría tu hermano Pablo Milanés.
 
Entre desconsuelo me alegro porque te juntarás con Mercedes Sosa y Facundo Cabral, “para bailar, para cantar, para aprender hacer feliz”. Y estará con otro Mir como Pedro. A Luis no olvides darle buen día, como tampoco saludar de veras a Freddy. Y para evitar el celo con Corporán, le dice, ayyyyyyyy.
 
Sin hacer un drama ni tomar ginebra, no encuentro por donde llegar a Casa de Teatro. Es un dolor silvestre Sonia lo que mueve mi alma como cuerdas de guitarra, cuando veo que en el Teatro Nacional ya no extenderás tus manos para recibir tu Soberano. Mas que importan los premios para quien es un trofeo, una gloria y una valerosa presea del pueblo dominicano.
 
Y qué decir de tu voz de solemne ternura y fraternidad. Sonia oírte refresca el entusiasmo de desojar todas las margaritas del arte, porque tus tonos son baluartes, o catedral para “vestida de noche” casarte con el supremo talento que vibró en tu garganta. Siempre será un encanto tu canto. ¡Ojalá! https://www.youtube.com/watch?v=TZfacHFjHJ4
 
¡Honremos a Sonia con un canto y sin llanto Que no se marchen las mariposas de sus interpretaciones ni se apague su justo grito de protesta y solidaridad por los pobres del mundo. Sonia. Sonia, puedes entrar, no tienes que tocar. Las puertas están abiertas de par en par. Esta es tu casa, la eternidad.

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