Observamos a una serie de personas que lucen un poco desesperados en el ámbito político, ya sea como causa de los primeros chubascos de encuestas que han empezado a caer sobre nuestro escenario político donde muchos de estos instrumentos estadísticos son una especie de trago amargo para unos, y de un buen vino para otros, pero existe un caso que pernota por encima de los demás, y es el caso de un ex presidente de la República el cual no encuentra sosiego en el panorama político actual.
Llegando a atacar de una manera indirecta a sus antiguos aliados, queriendo cercenarles de un golpe todas sus aspiraciones a cada uno de ellos, viendo en ellos enemigos acérrimos como aquel lobo que mata una presa y se siente cercado por los demás lobos de su manada teniendo que actual de una manera feroz, degenerando muchas veces en una violencia desmedida.
A nadie se le quita algo que ya no posee, es decir que si una persona tenia una antorcha pero por una u otra razón la perdió o la cedió a las manos que en ese momento entendía que eran las mas fáciles de arrebatársela en un futuro cercano y hoy día esas manos se afianzaron en la posesión del objeto, y entienden que debe haber una alternabilidad en la posesión de la antorcha, procediendo en ese mismo tenor a cedérsela a otro compañero.
No se puede creer que se vino al mundo revestido de un mesianismo único donde los demás son solo objetos o elementos útiles para poder realizar nuestras metas y propositos.
Como dice el refrán popular ¨ya la pava no pone donde ponía¨, y si hoy en día las encuestas y mediciones reflejan un deterioro de la posible candidatura del ex inquilino del palacio nacional, es porque ya no se posee ese conjunto de elementos que actuando de manera simultanea y aceitada daban a entender que solo existía una estrella en el firmamento electoral dominicano. Todo en la vida va relacionado con la causa y el efecto.
Ángel Pavel Veras (*) Licenciado en la carrera de Derecho de la Universidad Autónoma de Santo Domingo
