Israel: repite la barbarie de Hitler

Para muchos ciudadanos del mundo parecería contradictoria la masacre que desarrolla el sionismo israelí contra el pueblo y nación palestina, pero no, se trata de una actitud propia de individuos acomplejadas de grandeza, igual que lo hacía el jefe del nazi fascismo alemán, Adolfo Hitler  contra los judíos y muchos otros pueblos de Europa durante la Segunda Guerra Mundial.
 
Las diferencias entre las acciones de exterminio que siguieron a la Segunda Guerra Mundial y las barbaries que practican los israelíes contra palestinos están dadas en el hecho de que ayer, los norteamericanos, británicos y otras naciones de Europa combatían la masacre alemana y hoy esas naciones aparecen tirando la piedra y escondiendo las manos, pero en ocasiones ni siquiera la ocultan y hablan de que las actitudes de los sionistas son propias de su legítima defensa frente a los supuestos ataques de HAMAS. Otra diferencia es que en el periodo de  1939 a 1945 los alemanes adamas de masacrar a las poblaciones civiles, se tenían que enfrentar a ejércitos experimentados y bien formados, hoy los israelíes disparan contra milicias no necesariamente bien estructuradas o informales, pero también contra escuelas, centros de refugiados y hasta hospitales.
 
Israel se ha evidenciado nueva vez como un Estado terrorista y en ocasiones más despiadados que los que imponen el terror, todo es esto en su afán por arrebatar el territorio total de los palestinos, no se conforman con la distribución de terrenos hecha por la ONU en 1948, estableciendo los límites de los Estados Israelí y Palestino; sino que con su ocupación del año 1967 enseñaron las garras expansionistas. Para algunos ingenuos ese poderío que exhibe el Estado Terrorista de Israel puede ser obra de la misericordia, pero resulta que esa misericordia se viene experimentado desde antes del 1948 por parte de Estados Unidos y Gran Bretaña, potencias estas que dedican gran parte del dinero recaudado por sus pueblos a mantener ese enclave  político y militar, a fin de mantener el dominio sobre esa importante zona de la geopolítica mundial.
 
Las acciones de crímenes de guerra o de lesa humanidad ejecutadas por el gobierno de Israel tiende a demostrar lo que hemos venido señalando desde el año 1983, cuando trabajamos la tesis de que el Principio de No intervención y la ONU parecían inexistentes frente al afán expansionista de las potencias occidentales y el irrespeto a este principio y a las principales normas de convivencia civilizada entre las naciones. Es decir, que el mundo sigue marchando de forma acelerada hacia el desmoronamiento total del sistema jurídico internacional establecido a partir de la Carta de la ONU del año 1945 suscrita en la ciudad de San Francisco, California.
 
Lo que estamos observando, no es un asunto aislado de los demás aprestos belicistas por parte de Estados Unidos y su aliado sionista, se trata de todo un plan bien orquestado, el cual tiene como escenarios principales: las agresiones y crímenes contra los palestinos, la formación de fuerzas de choques y hasta califatos en territorios de Irak y Siria, algo que parece insólito que sean los  Estados Unidos e Israel quienes  estén prohijando al denominado Estado Islámico en el Levante; también las guerras de baja intensidad en varias naciones del África , así como la alimentación y preparación de la confrontación del neofascismo de Ucrania hacia Rusia. Todas esas actitudes nos dicen hasta donde son capaces de llegar los que solo tienen su Dios en el Señor Dinero, ellos se atreven a sacrificar hasta a sus hijos y hermanos para lograr ganancias y ventajas mediante el mercadeo de todo tipo de mercancías.
 
En definitiva hay que concluir en que la humanidad está en presencia de grandes aprestos guerreristas y que la razón o causa de esta situación debe verse en el hecho de que la principal economía mundial acusa un déficit enorme, cuestión comprobada en la crisis financiera e inmobiliaria que sacudió a fondo la economía norteamericana y evidenció que las fortalezas del imperio tienden a ser cada vez débiles y por eso vemos la forma casi constante en que promueven las guerras, como una vía de reactivar no solo la industria armamentista, en la cual los israelíes son artífices; sino también de evitar caer en el colapso financiero y en consecuencia ver llegar el fin de su hegemonía mundial.

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