Bruselas.- La Unión Europea (UE) insistió en condenar a Rusia por su decisión de brindar ayuda humanitaria a la región ucraniana de Lugansk, tras cumplir por una semana con requerimientos de Kiev para permitir su paso.
Un comunicado de la UE calificó de invasión el ingreso de parte de casi 280 camiones pintados de blanco que esperaban en la frontera ucraniana con 400 toneladas de cereales, 100 de azúcar, 62 de comida para niños y 54 de equipos médicos y medicamentos.
Además, los vehículos llevan 12 mil sacos de dormir y 69 generadores para Lugansk, una ciudad convertida casi en ruinas, sin electricidad y agua, al borde de una catástrofe humanitaria, luego de varias semanas de ataques del ejército ucraniano.
Para el vocero de política exterior de la UE, Sebastian Brabont, el convoy debe contar con la presencia de funcionarios de la Cruz Roja Internacional, que ya había dado su consentimiento para participar en la acción.
Rusia cumplió con todas las demandas para ofrecer listas detalladas de los productos y su tiempo de caducidad, garantías de seguridad para el personal de la Cruz Roja Internacional y para cumplir con la revisión en la frontera de los camiones.
Sin embargo, a la par del aumento de acciones de la aviación y la artillería del ejército en Lugansk, el gobierno ucraniano demandó nuevas condiciones, en una acción vista aquí por la prensa como un intento deliberado de dilatar el paso de la ayuda humanitaria.
La mayoría de los países de la UE respaldó las protestas violentas de varios meses en Kiev que desembocaron en una ruptura constitucional en febrero pasado, para situar en el poder a un gobierno ultraderechista, respaldado por paramilitares neofascistas.
Además, en violación de regulaciones internacionales de comercio, el bloque comunitario impuso sanciones a Rusia para afectar al sector energético, financiero y tecnológico de su economía.
Ello constituyó una represalia contra Moscú por su rechazo a reconocer al gobierno golpista de Kiev, respaldo a la soberanía de Crimea, que se reincorporó a la Federación de Rusia, y apoyo a la causa de la población sublevada en el sureste ucraniano.
Más de mil 300 personas murieron, en su mayoría civiles, como consecuencia de una ofensiva lanzada desde abril último contra las regiones de Lugansk y Donetsk, que se declararon independientes, luego de realizar sendos referendos en marzo de este año.
