Hace varias semanas intenté hacer un análisis, siempre bajo mi humilde punto de vista de «aficionado de sofá» de ambos pilotos del equipo Mercedes y tratar de aclarar en vano mis ideas acerca de cuál de los dos, Lewis o Nico, iba mejor encaminado de cara a conseguir el título mundial de pilotos de 2014.
El texto al que hago referencia fue publicado pocos días antes del Gran Premio de Hungría y por lo tanto también del celebrado a continuación en el circuito de Spa-Francorchamps donde todos recordamos el ligero «encontronazo» en pista entre ambos y los ríos de tinta ( mucha de ella electrónica dados los tiempos en que vivimos ) que ese toque de «quirúrgica precisión» (en palabras del propio Fernando Alonso) del alerón delantero de Rosberg con el neumático trasero de Lewis Hamilton provocó, tanto en los medios como entre los aficionados, en las redes sociales.
Como en cualquier ámbito de esta vida, cada uno tenía su opinión, lo cual es de respetar. Lewis no estaba para nada contento con lo sucedido e hizo alguna que otra declaración poco apta para apaciguar los ánimos. Comprensible o no esto último, lo cierto es que la mayoría de los palos cayeron sobre la cabeza de Nico Rosberg. Lógicamente no hay que ser muy sagaz para darse cuenta de que este embrollo no beneficia para nada la imagen corporativa de no solo el equipo Mercedes, sino de la marca que le da nombre, y es que, queridos amigos, no olvidemos que la F1 es más una mezcla de negocio, marketing y relaciones públicas con los potenciales clientes de tu marca que un deporte en sí. Recordemos todos lo sucedido en el seno de Red Bull hace unos años a raíz de los cariñosos roces entre Webber y Vettel sobre la pista.
La filosofía aplicada del equipo Mercedes con sus pilotos este año bajo la máxima de: «Podéis competir entre vosotros mientras no rompáis el juguete» pareció quedar en entredicho y no ser lo suficientemente efectiva como para atar en corto a Lewis y Nico asegurando que la cumplieran a rajatabla y evitar dañar la imagen de quien les ingresa la nomina cada mensualidad sin falta en su cuenta bancaria.
Pero este tema está más que «trillado» varias semanas después, así que no me extenderé más. En mi opinión fue un lance de carrera sin más. Una simple y efectiva forma por parte de Nico Rosberg de dejar claro a su compañero que si no se aparta, el tampoco piensa hacerlo ni ponerle las cosas fáciles, algo que suelen hacer todos los pilotos alguna vez en su vida para marcar territorio ya que lo de levantar la patita y echar meaditas en las esquinas no está muy bien visto en el Paddock, sobre todo por el personal de limpieza.
No hace falta explicar lo que puede provocar un toque en la parte trasera o delantera de un monoplaza, lo hemos visto todos decenas de veces. Muchas veces el mayor perjudicado suele ser el que da por detrás, otras el que recibe el golpe, es por lo tanto algo demasiado impredecible como para arriesgarse intencionadamente a ello a no ser que tengas nada que perder o mucho que ganar.
La cuestión es que sea lo que sea que hablasen en las reuniones posteriores habidas en el seno del equipo Mercedes con el ánimo inequívoco de calmar las aguas admito que ha tenido el efecto deseado, aunque a mi parecer este efecto ha sido distinto en cada uno de los pilotos. Imaginen a Niki Lauda en plan Sargento Hartman de La Chaqueta Metálica dejando las cosas claras con un Toto Wolff de rostro impasible detrás suyo, no se a ustedes, pero a mí se me pondrían los «innombrables» por corbata.
Tengo la sensación de que tras lo sucedido en Spa el que más ha salido ganando ha sido Lewis. Mientras algunos sacaban el tan manido como de poco peso argumento de «piloto alemán, equipo alemán, ya sabemos a quién van a apoyar» , muchos han interpretado durante los días previos las reuniones en el seno de Mercedes y las declaraciones de unos y otros como una especie de apoyo encubierto en este asunto a Lewis, en definitiva lo que viene a ser darle la razón en lo de Spa y abroncar a Nico, pero sin que se note demasiado, vamos «que parezca un accidente».
Pero no me malinterpreten. Cuando digo que parece ser que el que más ha salido ganando ha sido Lewis no lo digo con la intención de afirmar que ahora el equipo va a muerte con él y que deja de lado a Nico o algo por el estilo, para nada. Suposiciones, acertadas o no y teorías «conspiranoicas» aparte sobre que pudo «provocar» los dos errores garrafales de Nico Rosberg en la variante del Rettifilo, la cuestión es que el segundo «error» le costó el liderato y la victoria, pero no, no van mis tiros por ahí. Puede que sobre estos errores de Nico, Pat Symonds o Flavio Briatore debieran dar su opinión de «expertos» en estas lides, y ya si queremos hilar fino, que opine Nelsinho Piquet también.
Cachondeo aparte, sencillamente ocurre que he visto en Monza a un Lewis algo más «frio», aunque quizá el adjetivo adecuado sea más «centrado» de lo acostumbrado sobre todo tras una situación como la vivida en Spa. No ha expresado una palabra más alta que otra durante todo el fin de semana, ha sido bastante «corporativo» y se podría decir que se ha limitado a usar su gran talento y hablar sobre la pista, cuando lo habitual hubiese sido soltar pestes hasta del estilista de Niki Lauda o provocar mediante alguna acción en pista amagos de infarto en el box de Mercedes.
Pudiese dar la sensación que Lewis tuvo un gran premio algo «gris», seguramente debido a la superioridad del W05 y lo que ello «facilita» las cosas, entre ellas remontar. Pero hay que quitarse el sombrero y reconocer que el de Stevenage superó esta vez, sin caer en la desesperación y perdida de papeles que sufre a veces cuando se ve en un imprevisto sus problemas en la salida y ser adelantado por varios monoplazas al apagarse el semáforo, entre ellos el de su máximo rival por el titulo y compañero de equipo. Consiguió finalmente adelantar a este, logrando por tanto la victoria en el templo de la velocidad. Errores de Nico mediante, el cual de no haberlos tenido estoy casi convencido que hubiese sufrido el acoso y derribo final por parte de Lewis.
El piloto alemán hizo algo más con su error que dejar en bandeja la victoria a su compañero de equipo. Para empezar dio para muchos una imagen de debilidad bajo presión, fama que parecía haberse quitado de encima este año con sus actuaciones en pista. En segundo lugar nos «robó» el gustazo de saber que hubiese sucedido de haber sido alcanzado por Hamilton, algo que estoy seguro que la ulcera de más de uno sentado en el muro de Mercedes habrá agradecido este fin de semana.
Después habría que analizar con detenimiento el lenguaje corporal de Lewis antes y durante la ceremonia del podio. Me refiero a su actitud en la habitación donde los pilotos se pesan, asean con una toalla y recuperan líquidos antes de salir hacia el podio. De espaldas a la cámara y mientras Felipe Massa y Nico Rosberg conversan animadamente, Lewis parece no estar presente, y luego en el podio se le pudo ver algo menos «animado» o «pasional» de lo que es costumbre en él a la hora de celebrar una victoria. Esta actitud parece indicar que Hamilton ha dado la vuelta a la situación provocada en Spa, al parecer se siente apoyado por el equipo y además ha conseguido que Rosberg, quizá uno de los miembros de la parrilla que hasta la fecha no provocaba ni vientos a favor ni en contra de sí mismo y con más fama de «niño bueno», uno de esos chicos que «toda madre quisiera tener de yerno», caiga mal al respetable, o al menos a una parte del mismo.
Recordemos los abucheos que sufrió Nico en el podio de Spa a los que muchos quitaron importancia argumentando que había mucho seguidor británico en la grada ya que estos parece ser, aprovechan la cercanía de las islas para acercarse el fin de semana de gran premio. Me pregunto si los que le abuchearon en Monza también eran británicos.
Las últimas palabras del post que escribí días antes del GP de Hungría analizando la rivalidad y posibilidades de los pilotos de Mercedes eran las siguientes:
«Eso si, como sabéis la diferencia de puntos es recuperable, la última carrera en Abu Dhabi puntúa doble y sobretodo, Lewis, es mucho Lewis».
Todavía es pronto para confirmarlo, es más habrá que esperar a ver qué sucede entre estos dos en las próximas carreras, pero si Lewis Hamilton, como parece ha encontrado en el «affair» de Spa el punto de inflexión que le permita controlar ese «miedo» a no ganar su segundo título cuando lo tiene en la punta de los dedos, ese «miedo» que lleva a la «ira» de cometer imprudencias o jugársela demasiado sin mantener la mente fría, esa «ira» que lleva al «odio» y este al «sufrimiento» de creer que «nadie te quiere» y «todos están a favor del otro» en tu propio equipo. En definitiva, si Lewis ha logrado el camino para evitar «el lado oscuro»* ( absténgase chistes fáciles ), Nico Rosberg puede empezar a temblar.
