Ya la iglesia católica de Polonia pidió perdón a los menores abusados sexualmente por Józef Wesolowski en la República Dominicana, y a sus familiares. Pero, hasta el mismo secretario del Episcopado polaco, monseñor Wojciech Polak, aseguró “que pedir perdón es lo mínimo que se le debe a las víctimas”.
En estos días ocupa las primeras planas el arresto del exnuncio en el Vaticano, primer obispo en tales condiciones, y la noticia de que será procesado según las normas en vigor antes de la reforma penal del 2013, por lo cual podría condenarse a 6 o 7 años de prisión, más eventuales agravantes, según explicó el vocero vaticano, padre Federico Lombardi.
Mientras se espera que el juicio comience a finales de este año o principios de 2015, las reflexiones circundan el hecho de este hombre que afrontará un proceso penal en el que el fiscal Gian Piero Milano le investigará por los cargos de pederastia y de posesión de material con pornografía infantil, mediante pruebas suministradas por la Congregación de la Doctrina de la Fe y por la República Dominicana, tal y como refirió Lombardi.
Se considera en la historia de la institución “una decisión sin precedentes” la asumida por el papa Francisco, quien decidió que no pudieran “contaminarse las pruebas» y mucho menos que existiese la fuga del exnuncio.
La Santa Sede está en la mirilla. Los otros países en los cuales fungió como representante de la Iglesia Católica Wesolowski no han emitido denuncias y aquí se recuerda cuánto poder ejercen quienes actúan de esa infame manera, tanto con los menores abusados, como con sus familiares.
Wesolowski fue procesado en un proceso canónico instruido por la Congregación para la Doctrina de la Fe y reducido al estado laical en primera instancia. Ahora se espera el juicio y hasta existe la esperanza de que sea trasladado a República Dominicana para que responda por sus abusos in sito. Pero, más allá de quienes han sufrido por los actos de pedofilia y lamentan que las sanciones sean «tardías y secretas»; por encima de ese dolor traumático que demorará o quizás nunca desaparecerá, habrá que observar la enorme carga que el papa Francisco tiene sobre sus hombros, porque se conoce que desde 2001, unos 25 sacerdotes han sido condenados por violaciones sexuales a menores, y los hechos que tuvieron lugar en la nación dominicana propiciaron que se volviera a hablar de pedofilia y pederastia dentro de la iglesia católica.
Wojciech Polak objetó que son los condenados los responsables y no toda la iglesia católica; pero, precisamente, para poder “limpiar” esos execrables actos, hay que considerar por su justo nombre, y no como «pecados sexuales», los «delitos», que la Red de Supervivientes de Víctimas de Abusos Cometidos por Sacerdotes aspiran a ver castigados con el máximo de las penas, para consuelo de quienes han sufrido y también para acabar con esta “escala del fenómeno de la pedofilia en la Iglesia”.
