Oklahoma City.- La chicharra sonó en el Juego 5, y por primera vez en su breve historia en Oklahoma City, el Thunder había ganado una serie de playoff, superando a los Denver Nuggets en 2011.
Kevin Durant, quien había anotado 41 puntos, incluyendo 14 en los últimos cinco minutos, caminó hacia la línea de base, justo frente a donde los dueños Clay Bennett y Aubrey McLendon se sentaban. Con sus compañeros agarrándolo por el cuello, Durant se haló la playera y gritó: «¡Este es mi equipo!».
Sin duda, el Thunder ha sido el equipo de Durant, a pesar de la conspiración y la suposición de que Russell Westbrook ha estado intentando no tan sutilmente un golpe de estado. Todo ese ruido siempre ha sido infundado e injusto pues Westbrook es simplemente un abrumador y enigmático talento que a veces se explota por las costuras. Durant es el rostro de la franquicia, el perro alpha, el principal hombre, Westbrook no necesariamente es el Robin de Batman, pero en términos de definir la metafórica propiedad, el Thunder es sin duda el equipo de Durant.
Pero no solo por las próximas seis a ocho semanas. Debido a una fractura Jones en el pie derecho de Durant, el reinante Jugador Más Valioso estará fuera por los primeros 20 partidos de la temporada, lo que significa que Westbrook finalmente tendrá que asumir el rol que muchos asumen que ha deseado desesperadamente. Él es ahora el capitán.
Como dijo el gerente general Sam Presti el domingo, el Thunder no puede reemplazar a Durant. El Thunder anotó 109.7 puntos por cada 100 posesiones con Durant en la duela la pasada temporada y 101.7 por cada 100 cuando él está sentado. No puedes sustituir fácilmente a un jugador que promedió 32 puntos, 7.4 rebotes y 5.5 asistencias.
Tiene que ser un esfuerzo colectivo, con el grupo combinándose para compensar la producción que van a perder. Eso comienza con Westbrook, a quien muchos ven como un potencial jugador más valioso si no cediera protagonismo a Durant.
Westbrook tuvo un asiento de primera fila la pasada temporada viendo a Durant durante su extendida ausencia derivada por las complicaciones de su recuperación de una rotura de menisco en 2013.
Westbrook perdió 36 partidos, y de enero al descanso del juego de estrellas, Durant desató una furia en la liga como muchos de nosotros jamás habíamos visto. El Thunder tuvo marca de 20-7 mientras Durant promediaba 35 puntos y 6.3 asistencias. En el periodo entre el 7 y el 27 de enero, alcanzó los 30 puntos en doce partidos consecutivos, promediando 38.0 puntos, 6.3 rebotes y 5.9 asistencias. La racha fue tan increíble que hasta se ganó su impresionante apodo: «El exterminador esbelto» («The Slim Reaper»).
Durant jugó completamente sin restricciones, encontrando esa voz ofensiva que muchos sabían de la que era capaz. Sin Westbrook usando las posesiones –las de Durant subieron de 29.5 a 35.3– Durant fue capaz de comandar enteramente la ofensiva. No fue que él jugara significativamente mejor de lo que había jugado, sino que vio más de la ofensiva. Eso condujo a la pregunta aparentemente resuelta de si el Thunder era mejor sin Westbrook, lo que era y sigue siendo, definitivamente, no. ¿Durant, individualmente, sin embargo? Probablemente es mejor, al menos estadísticamente, como un solo acto.
Ahora, es el turno de Westbrook. La experiencia del Thunder con Westbrook corriendo solo el espectáculo es limitada, por lo que es difícil tener algún tipo de idea de cómo lucirá. El entrenador Scott Brooks rara vez tambaleó el tiempo de juego de su dúo estrella la pasada temporada, por lo que Westbrook solo pasó 41 minutos en cancha sin Durant. En esos minutos, Westbrook intentó 35 tiros y anotó 46 puntos, con una tasa volcánica de uso de 47.5 por ciento. Con Durant fuera de la duela, Westbrook tomó el 45.5 por ciento de los intentos del equipo y anotó 41.8 por ciento de los puntos.
