Tras cáncer de mama, riesgo de depresión perdura

Las mujeres que sobreviven al cáncer de mama podrían enfrentarse a un riesgo más elevado de depresión, que puede perdurar y ameritar antidepresivos, encuentra un estudio reciente.
 
Investigadores de Copenhague observaron datos de casi dos millones de mujeres suecas entre 1998 y 2011. Al principio, todas estaban libres de cáncer. Durante el periodo del estudio, casi 45,000 mujeres fueron diagnosticadas con cáncer de mama.
 
El riesgo de tener que ingresar al hospital por depresión grave fue un 70 por ciento más alto entre las pacientes de cáncer de mama en el primer año tras el diagnóstico que entre sus iguales libres de cáncer. Las pacientes de cáncer de mama también tenían tres veces más probabilidades de usar antidepresivos durante el primer año tras el diagnóstico.
 
Y esa depresión no desapareció con rapidez, apuntó el investigador líder, el Dr. Christoffer Johansen, profesor de oncología del Centro de Investigación de la Sociedad Oncológica Danesa. Las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama usaron antidepresivos con mayor frecuencia que sus pares durante hasta ocho años tras el diagnóstico, encontró.
 
«Los médicos que tratan a estas mujeres deben estar atentos a este problema, e intentar abordar los problemas que conducen a una depresión como parte del tratamiento clínico para el cáncer de mama», enfatizó Johansen.
 
El estudio aparece en la edición en línea del 27 de octubre de la revista Journal of Clinical Oncology.
 
Solo se observó una asociación entre el cáncer de mama y la depresión, y los investigadores no examinaron los motivos de que las mujeres estuvieran deprimidas, pero Johansen compartió algunas teorías.
 
«El cáncer provoca miedo, ya que puede hacer metástasis, recurrir, e incluso matar», planteó. «Muchos pacientes se sienten abrumados al enfrentarse al diagnóstico y a la trayectoria de tratamiento, y para algunos, esa exposición es tan difícil de afrontar que se deprimen. En general, alrededor del 20 por ciento de los pacientes de cáncer experimentan una depresión clínica durante los cinco primeros años como supervivientes al cáncer».
 
En el estudio, los investigadores hallaron que tener a partir de 70 años de edad, tener cáncer de mama con ganglios positivos (cuando el cáncer se ha propagado del seno a los ganglios linfáticos cercanos) y sufrir de otras afecciones graves de salud era lo que más aumentaba el riesgo de depresión. El tipo de cirugía y el tratamiento no tuvieron ningún efecto sobre el riesgo de depresión, encontraron los investigadores.
 
El estudio se hace eco de otros que han hallado un aumento en el riesgo de depresión en las mujeres con cáncer de mama.
 
Los hallazgos no sorprenden al trabajador social Matthew Loscalzo, director ejecutivo de medicina de respaldo del Centro Oncológico City of Hope en Duarte, California.
 
«Cuando se tiene una enfermedad como esa, siempre está como trasfondo», dijo. «Afecta a las decisiones vitales importantes». Más detalle aquí

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