Bogotá.- Con cestas y atuendos típicos de los cafetales colombianos, estatuas vivientes asoman en céntricos escenarios de esta capital para reverenciar a los hombres y mujeres que recolectan los granos.
Desde Quindío, en el llamado eje cafetero, llegó Marta Pamplona con sombrero, traje color bronce y una pequeña canasta, para posar durante horas a la vista de los caminantes que recorren la Séptima avenida, una de las más animadas y concurridas.
Con aspecto de chapolera o cosechadora, suele estar acompañada por otro actor oriundo de Antioquia, quien decidió inspirarse también en los campesinos dedicados a recoger los frutos del cafeto.
El dúo trabaja incluso de noche a la luz de los centros comerciales situados a ambos lados de la calle peatonal, que data de la época de la colonia, la cual atraviesa la urbe de una punta a la otra.
Comenzamos este trabajo hace unos 10 años, comentó Marta casi murmurando para no perder su apariencia de figura inerte, aunque en ciertos momentos ambos sonríen y saludan, especialmente a los pequeños transeúntes.
Somos del campo y nos enorgullece usar camisas de manga larga, sombreros para protegernos del sol como los labriegos, son nuestras raíces, una tradición que llevamos en el alma, comentó la actriz de formación autodidacta.
Anteriormente realizaron similares caracterizaciones en importantes plazas de Medellín y Cali.
Muy cerca, músicos empíricos interpretan piezas emblemáticas del género vallenato, en la mayoría de los casos conjuntos familiares compuestos por abuelos, hijos y nietos.
Los pintores se adueñan también de las aceras para realizar caricaturas y otras obras ante las miradas de decenas de paseantes.
No faltan en el elenco de la Séptima imitadores de legendarias estrellas del escenario, como Michael Jackson.
El doble del Rey del pop es esperado cada tarde tanto por el público asiduo como ocasional, que lo ovaciona luego de cada coreografía resbalando sobre el pavimento.
Niños raperos del Caribe colombiano sobresalen también entre la improvisada nómina de artistas, los cuales convergen con artesanas indígenas, aficionados al ajedrez y vendedores ambulantes de todo tipo de productos, desde bonsáis hasta ponchos tejidos, perfumes, adornos para el cabello y flores recién cortadas.
De manera que la arteria funciona como escenario para agrupaciones, solistas, bailarines, dibujantes y otros aficionados al arte, algunos con cierta experiencia, aunque la mayoría resultan completamente debutantes.
Pero entre los carismáticos personajes resaltan por estos días las estatuas vivientes con sus peculiares vestimentas, que brillan debido a las tonalidades color cobrizo a semejanza del suelo y algunos granos del cafeto.
