Que nos defienda la vida

Duele saber que luego de las publicaciones de varios listados de la nomina de embajadores, cónsules, vicecónsules y otros funcionarios del Ministerio del Exterior, el común de la gente, concluya con que todos los que servimos en esta dependencia somos ladrones multimillonarios, aunque sea en pesos.
 
Nadie y lo repetimos de nuevo en esta oportunidad, se ha preguntado cómo viven la mayoría de los servidores de esa dependencia. Puedo afirmar porque lo sabemos en muchos de sus detalles, que la mayoría con muy pocas excepciones, que ningún funcionario consular en Miami vive en algún apartamento de lujo de los que abundan en el centro financiero de Brickell Avenue.
 
Eso sí, no se con certeza cuántos de los que no trabajan en este consulado o en otros consulados o embajadas que figuran en esos listados, o que son o fueron funcionarios de este y otros gobiernos dominicanos tienen apartamentos en esta multimillonaria zona de Miami. De esos, los acuciosos periodistas del medio que publicó los listados no han expuesto nada hasta ahora.
 
Duele ver nombres y hasta algunas y mas imágenes de funcionarios honestos colocados como en un paredón moral para que todo el pase y lo ve diga: “Mira a esos “ladronazos”, robándose mis cuartos”. Eso me parece oír sobre todo en quienes no tienen más que esa idea. Y otros por supuesto, los opositores, tomando nota por si ganan buscando cual es el salario más alto al que aspirarían de darse ese caso, porque después de todo, así somos la mayoría de los metidos en la política, militen o no en los partidos políticos: tremendos hipócritas.
 
El medio que a nuestro juicio crucificó  por igual a blancos y cimarrones con su publicación, bien sabe que fuera de nuestro país, ningún funcionario consular o de alguna embajada, puede recurrir a familiares o amigos para que le haga un préstamo para pagar una hipoteca o el alquiler de una vivienda, o para pagar un seguro medico, pagar la electricidad, teléfono, combustible, vehículo, alimentos. Tiene que acudir o a una tarjeta de crédito, las que en su mayoría están sobregiradas, y a las que hay que pagarle intereses inevitables; o a un usurero de la peor calaña que termina cobrándole hasta un 40 por ciento de intereses mensuales, una “ganga”. Esto lo sabe o debe saberlo el medio que publicó los famosos listados, porque desde mucho tiempo en el ministerio se instaló un misterioso mecanismo que ha impedido por años que los pagos reales para los empleados reales de esa dependencia le lleguen sus pagos a tiempo. Es en medio de esas y otras penosas circunstancias que provocan angustia y temor entre los empleados consulares o de embajadas, que nos llegan esta especie de regalo navideño, ante lo que no podemos sino esperar que nos defienda la vida, que no se equivoca y al final del día es lo que quedará como legado.
 
Es decir que independientemente de los cambios positivos que ya se experimentan en el Ministerio de Relaciones Exteriores en la gestión que encabeza el arquitecto Andrés Navarro con la anuencia del presidente Danilo Medina, todavía se necesitaría medidas adicionales, que impidan que sobre sus empleados honestos, cumplidores de su labor se le siga enlodando su ya deteriorada imagen, que se refleja hasta en los cuchicheos propios de una comunidad como la dominicana en el exterior que sigue creyendo que nadie trabaja para servir en esas dependencias sino para servirse, lo que es absolutamente falso y tergiversado hasta la saciedad como mucho de lo publicado hasta ahora en muchos medios de comunicación.

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