Lo hermoso de estos días santos es que las familias recorren largos trechos para encontrarse y el sentimiento de unidad se incorpora para fundir eso que resulta ser la célula de la sociedad y sin cuyo fundamento los valores tienden a perderse.
Las instituciones y entidades del orden llaman constantemente a la protección y orientan cómo disfrutar del asueto, sin dañar el medio ambiente, despilfarrar los fondos económicos de cada quien y, sobre todo, reflexionar sobre el significado de la celebración de estos días.
Desde el mismo instante que alguien decide moverse del hogar, las medidas son imprescindibles para los viajeros y también para choferes, a quienes se les exhorta conducir con prudencia para evitar accidentes en las vías y no llevar luto a los hogares.
Ojalá este año la Semana Mayor deje un saldo de paz, amor; cero accidentes en las vías, ningún menor o mayor intoxicado por bebidas alcohólicas o alimentos y que los esfuerzos de esos miles de seres que velan por la seguridad ciudadana hayan dado verdaderos frutos. ¡Así sea!
