Semana Santa, ¿reflexión o diversión?

Para los católicos, la Semana Santa es la conmemoración anual cristiana de la pasión,  muerte  y resurrección de Jesús de Nazaret. Es un período de intensa actividad litúrgica,  la cual se  inicia  el Domingo de Ramos y finaliza el Domingo de Resurrección, aunque en algunos lugares empieza  el Viernes de Dolores.
 
Con el propósito de  establecer  la fecha de la Semana Grande como también se le conoce,  se determinó en el Concilio de Nicea,  en el año 325 que la Pascua de Resurrección debía ser festejada,  cumpliendo unas determinadas normas, entre las que se destacan que  la Pascua se celebrase en domingo. Que no coincidiese nunca con la  judía, (De esta manera se evitarían paralelismos o confusiones entre ambas religiones).
 
Asimismo, que  los cristianos no celebrasen nunca la Pascua dos veces en el mismo año. Esto tiene su explicación porque el año nuevo empezaba en el equinoccio primaveral, por lo que se prohibía la Pascua fuera antes  de la entrada del Sol en Aries.
 
No obstante, siguió habiendo diferencias entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Alejandría. Finalmente, Dionisio el Exiguo (en el año 525), desde Roma, convenció de las bondades del cálculo alejandrino, unificándose el de la pascua cristiana.
 
Desde entonces, en  esta época, la Iglesia Católica   invita a todos los feligreses al recogimiento interior, haciendo un alto en los afanes  cotidianos a fin de reflexionar  detenidamente en  el misterio pascual, pero no con una actitud pasiva, sino con el corazón dispuesto a volver a Dios, a fin de  lograr un verdadero arrepentimiento de los  pecados cometidos  y un sincero propósito de enmienda que corresponda a todas las gracias obtenidas por Jesucristo.
 
Aunque muchos deciden aprovechar estos días para vacacionar, disfrutar en familia, salir de playa, tomar alcohol   y hasta darle mantenimiento a sus vehículos,  para los creyentes activos la Semana Mayor  no es el recuerdo de un hecho histórico cualquiera, sino más bien la contemplación del amor de Dios que permite el sacrificio de su Hijo, el dolor de ver a Jesús crucificado, la esperanza de ver a Cristo volver a la vida y el júbilo de su Resurrección.
 
En fin,  la población dominicana se divide en quienes consideran que la Semana Santa  es momento para reconciliarse con Dios y renovar  su fe, y los que aprovechan el largo feriado para botar el estrés y divertirse un poco y de esta forma  reiniciar con buen ánimo sus labores  cotidianas.

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