Conciso, coherente, con el mismo discurso que le ha acompañado durante estos años que ha ejercido el poder, el Presidente de la República Dominicana, Danilo Medina, dio muestras de que se puede gobernar con humildad , sencillez, “sin perder la ternura” y con la máxima de lograr hacer lo que nunca se ha hecho.
Medina respondió a las preguntas de un equipo de periodistas que ofreció cobertura a la VII Cumbre de Las Américas, y aunque la población hubiese querido escucharle decir algo más acerca del combate a la corrupción, y referirse a esos temas que colman la opinión pública, el mandatario recordó que el país se divide en poderes, y el suyo es el Ejecutivo, que hay que dejar actuar a los otros. De todos modos, algún día se sabrá cómo se debe sentir alguien que ha tratado de mantener por encima de todo la transparencia en sus cánones de su gobierno, ante disposiciones y actitudes que contrastan con tal proceder.
Empleó el Presidente ese concepto de que la palabra es plata y el silencio oro, y aunque el tema de la reelección pesa como espada de Damocles sobre su cabeza, supo eludir la respuesta con sabiduría salomónica, para sí profundizar en el resto de esos aspectos que siguen como asignaturas pendientes en el país, tal es el caso del pacto eléctrico y otros…Sin omitir el concepto de que no está para entorpecer la carrera de nadie y que el mayor honor que puede recibir un ciudadano es ser electo por su pueblo para ser Presidente de la República.
Subrayando que el poder no le envanece y que la mayor satisfacción que le ha dejado la Presidencia es acercarse a la gente del pueblo que no tiene la oportunidad de tocar las puertas del Palacio Nacional, por medio de las visitas sorpresa que realiza los domingos, Danilo Medina puso un toque especial a esta intervención que mezcló seriedad,certeza y humorismo, y dejó muchas lecturas entre líneas que seguirán por largo rato en la reflexión popular.
