La Premio Nobel de la Paz 1992, la guatemalteca Rigoberta Menchú, disertará hoy sobre una agenda programática para pueblos indígenas del siglo XXI, en la sede del Parlamento unicameral ecuatoriano.
Menchú, cuya visita a Ecuador concluirá mañana, se reunió ayer en la ciudad de Nueva Loja, nororiente, con representantes de comunidades indígenas amazónicas.
En noviembre pasado, el presidente Rafael Correa anunció que la dirigente social guatemalteca de la etnia maya quiché sería la organizadora de una conferencia latinoamericana de pueblos ancestrales, a celebrarse en Ecuador en 2016.
Menchú también recorrió la víspera uno de los pozos que operó la transnacional estadounidense Chevron-Texaco en la zona de Aguarico, donde todavía es posible apreciar a simple vista el daño ambiental provocado por la petrolera.
No hay palabras que puedan narrar un hecho tan repudiable y condenable, aseguró Menchú, quien instó al mundo, y en especial a los pueblos indígenas, a denunciar el crimen ambiental cometido por esa empresa en la Amazonía ecuatoriana.
La guatemalteca metió sus manos desnudas en uno de los pantanos llenos de residuos de crudo, que al decir de las autoridades locales, constituyen una prueba fehaciente de las malas prácticas extractivas que utilizó la compañía norteamericana durante los casi 30 años que permaneció en el país suramericano.
Agradezco a la vida tener la oportunidad de llegar aquí, agregó Menchú, quien también adelantó que está organizando una comisión de personalidades notables del mundo para respaldar la denuncia de Ecuador contra la petrolera.
Dicha empersa no solo se niega a indemnizar a los pobladores, sino que demandó al Estado ecuatoriano ante una corte internacional de arbitraje por supuesta denegación de justicia, entre otros cargos.
Durante sus operaciones en Ecuador, la petrolera derramó 16,8 millones de galones de petróleo en el ecosistema amazónico, vertió otros 18,5 mil millones de galones de aguas tóxicas en los suelos y ríos, y quemó al aire 235 mil millones de pies cúbicos de gas, afirma el gobierno.
Para denunciar al mundo la contaminación provocada por la transnacional, el presidente Rafael Correa lanzó en septiembre de 2013 la campaña La mano sucia de Chevron, que promueve la visita de personalidades mundiales al otrora campo petrolero de Aguarico 4.
Según el mandatario, el desastre ambiental causado por la petrolera es mucho más grave que los provocados por el naufragio del tanquero Exxon Valdez frente a las costas de Alaska en 1989, o la explosión del pozo de la British Petroleum en el golfo de México en 2010.
