Colombia: Mensajes contradictorios rondan proceso pacificador

Bogotá.- Mientras Gobierno y FARC-EP buscan de conjunto un acuerdo
para terminar el conflicto colombiano, el recrudecimiento de las
acciones bélicas a lo interno del país genera incertidumbre al tiempo
que transmite mensajes contradictorios sobre el proceso pacificador.
 
El panorama actual, dominado por un incremento de la violencia tras la
reanudación de los bombardeos castrenses a las FARC-EP y la suspensión
del cese el fuego unilateral decretado por ese movimiento rebelde,
suscita escepticismo en relación con el futuro de los esfuerzos a
favor de la distensión y dudas sobre la voluntad real para acabar la
guerra, la cual dura más de medio siglo.
 
Contrarios a una estrategia de ataque y contraataque, opuesta a la
lógica de cualquier gestión de paz; activistas, defensores de derechos
humanos y personalidades del escenario político reclaman la
instauración de una tregua bilateral como vía para minimizar la
victimización de la población civil y blindar las conversaciones entre
las partes beligerantes.
 
Según analistas la espiral violenta pudiera tener efectos directos en
la mesa de concertación con sede en Cuba desde 2012, donde equipos
gubernamentales y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) intentan hallar una salida
negociada a la contienda.
 
Y aunque las dos delegaciones han expresado públicamente su confianza
en tales pláticas,  el hecho de dialogar en medio del conflicto añade
elementos de hostilidad al proceso, de por sí complejo.
 
Tras llegar a acuerdos parciales en los puntos de reforma rural
integral, participación política y drogas ilícitas, pactar un programa
de desminado humanitario y la creación de una comisión de la verdad,
los voceros del Ejecutivo y las FARC-EP discuten ahora el tema de la
justicia transicional, que prevé definir penas para responsables de la
conflagración.
 
Cárcel o no cárcel, ése es el gran debate, admitió el abogado Humberto
de la Calle, representante del Gobierno en los ciclos de encuentros
con la agrupación guerrillera.
 
Pero además de las dificultades de esos análisis, la exacerbación del
ambiente de guerra funciona como un sinsentido, aseguró el secretario
general del Partido Comunista Colombiano, Jaime Caycedo.
 
El silenciamiento de todos los fusiles, solución planteada por
organizaciones campesinas, estudiantiles, movimientos sociales,
congresistas y ciudadanos de a pie ha sido descartada de momento por
el Ejecutivo, el cual condiciona tal opción a acuerdos futuros en
Cuba.
 
En tanto las FARC-EP reiteraron la víspera su disposición para sumarse
a una paralización total de los actos combativos, medida que han
demandado en sucesivas declaraciones.
 
La muerte de 11 efectivos del Ejército a mediados de mayo en el
departamento de El Cauca durante un enfrentamiento con integrantes de
esa fuerza rebelde disparó la escalada militar, con la reactivación de
los ataques aéreos contra los campamentos guerrilleros.
 
Como resultado las FARC-EP abandonaron la pausa bélica que habían
iniciado de manera autónoma en diciembre de 2014 al considerarla
insostenible en las condiciones actuales, debido al incremento de los
operativos en su contra.
 
Es una incoherencia gubernamental ordenar ofensivas contra un
movimiento en tregua, argumentaron.
 
Al referirse a las recientes acciones enfiladas hacia la
infraestructura del país, el máximo líder de esa agrupación
insurgente, Timoleón Jiménez, explicó que se trata de episodios
derivados de la confrontación.
 
Por su parte el presidente Juan Manuel Santos condenó enérgicamente
esos sucesos.
Adicionalmente a las complejidades en la propia mesa de concertación,
la gran preocupación ahora es la intensificación de la conflagración
por sus implicaciones para los pobladores e incluso para los propios
diálogos.
 
El coordinador de Naciones Unidas en Colombia llamó en fecha previa a
revaluar el actual modelo de platicar en medio del conflicto y recordó
que tal variante fue acordada para un período de un año, sin embargo
las conversaciones duran casi tres.
 
Yo creo que se opta por la paz y se tiene la moral para conseguirla o
se sigue en la guerra, manifestó el monseñor Darío de Jesús Monsalve.
Cuando no faltan exhortaciones para detener los diálogos en Cuba
provenientes de sectores como el partido Centro Democrático,
tradicional detractor de los mismos; las víctimas, los grupos más
castigados por la confrontación, piden respaldar el proceso
pacificador a toda costa y actuar de manera coherente con su esencia.

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