Sin «alivio» los boricuas ante crisis económica en la isla

San Juan, Puerto Rico.- Con un déficit fiscal de 3,650 millones, alto desempleo y una deuda pública calificada como «impagable», el Gobierno de Puerto Rico se expone a la bancarrota, en medio de la peor crisis económica de las últimas cinco décadas, mientras la población sufre una disminución acelerada de sus ingresos.
 
La economía boricua ya alcanza nueve períodos consecutivos en negativo, desde 2006, con proyecciones de seguir en decrecimiento.
 
La recesión económica ha llevado al cierre de negocios, despidos y reducción de horas en el sector privado, dejando a miles de personas en la angustia del desempleo y a muchos otros, que conservaron el trabajo, sufriendo la reducción de sus ingresos. Actualmente la ocupación laboral en la isla es de sólo 39% y la creación de empleos deficitaria.
 
 
Cada día crece el número de personas en Puerto Rico que solicita ayudas a programas de asistencia, tales como vales para el pago de alquiler (Plan 8) y cupones para compra subsidiada de alimentos, pese a la disminución de los fondos federales provenientes de los Estados Unidos.
 
A la pérdida de ingreso personal se suma el alza en el costo de vida, con aumento en la factura eléctrica, la gasolina y la canasta familiar, además del incremento de 7 a 11.5% del impuesto a las ventas y uso (IVU), que desde el 1ro julio grava aún más los bienes y servicios.
 
El estilo de vida derivado de los salarios en dólares se resquebraja en medio de una crisis que muchos economistas describen como «estructural», por el agotamiento de una economía poco diversificada y de alta dependencia foránea.
 
 
Atrás quedaron los días de bonanza que convirtieron a la isla del Encanto en imán para aquellos que perseguían el sueño americano.
 
La falta de ingresos ha llevado a miles de puertorriqueños y de inmigrantes residentes en Borinquen a presentar declaración de quiebra, impotentes ante la imposibilidad de pagar sus deudas.
 
Según datos del Boletín de Puerto Rico 10,716 personas radicaron quiebras en el 2014 y alrededor de 221 negocios, entre restaurantes, cafeterías, colmados, salones de belleza y otros negocios de servicio cerraron sus puertas.
 
 
«Aquí se acabó la práctica de gastar más de lo que se tenía», afirmó, como dictando una sentencia, el Gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, al presentar el presupuesto para el año fiscal 2014-2015 con recortes de $1,400 millones de dólares.
 
 
Con esas palabras, García Padilla describe el preocupante estado de la economía boricua que hoy parece tocar fondo, altamente endeudada, con bonos varias veces calificados como «chatarra» y sin dinero siquiera para hacer frente a los gastos operativos del Gobierno, incluido el pago de nóminas.
 
Tampoco hay dinero para el pago de la deuda pública, con el agravante de que los mercados financieros rehusan seguirle prestando al Estado Libre Asociado de Puerto Rico.
 
En un escenario políticamente caldeado y marcado por una gran incertidumbre, García Padilla reconoció que la deuda pública de Puerto Rico de $73,000 millones, «es impagable».
 
 
«Tendríamos que escoger entre pagarle a los Policías, maestros y enfermeras o pagar la deuda (con los bonistas)», subrayó el Gobernador, quien solicitó a los acreedores un proceso de negociación para una moratoria de los pagos.
 
 
Para salir del colapso, los asesores financieros contratados por el Gobierno de Puerto Rico – Anne Krueger junto a otros ex economistas del FMI- contemplan un programa de «ajustes» a 10 años.
 
Esta receta requeriría «aumentar impuestos a la gente y a las empresas; recortar hasta $2,000 millones en gastos públicos y buscar alguna renegociación de la deuda con los bonistas».
 
 
«Los problemas son estructurales, no cíclicos, y como tal, no van a desaparecer”, advirtieron los asesores en su informe sobre la situación actual del país.
 
 
Pese a la gravedad de la crisis, el Gobierno de Barack Obama indicó esta semana, a través de la Casa Blanca, que está dispuesto a seguir prestando colaboración técnica a la isla, pero aseguró que no «contempla un rescate».
 
Quiebra como salvavidas
 
Ante el cuadro de emergencia y déficit, el Gobernador de Puerto Rico Alejandro García Padilla intentó la isla en quiebra, pero no pudo, ya que una ley federal impide a las empresas públicas puertorriqueñas acceso al capítulo 9 de Quiebra vigente en los Estados Unidos.
 
 
Las entidades bancarias en Puerto Rico han reposeído unas 9,000 propiedades residenciales -con valor conjunto de $909 millones de dólares- ante la imposibilidad de sus dueños de cumplir con los pagos del financiamiento. Otras 19,000 propiedades, por $2,000 millones de dólares, están en proceso de ejecución.
 
Son muchos los que se han ido con maletas y familia hacia los Estados Unidos, sin fecha de regreso y con la meta de recuperar la estabilidad perdida.
 
Según datos del Censo Federal unas 70,000 personas han abandonado la isla desde 2013 ubicando su residencia en La Florida y otros estados norteamericanos.

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