No corras tras alguien que no te busca, que te exige o que quiere que vayas besando el suelo que pisa. No lo hagas porque, quien de verdad te merece, te quiere a su lado y no a su espalda.
Recuerda que la indiferencia es la mejor muestra de “no amor”.
Si aún puede aportarte algo, lo hará y, si no es así, un adiós es el mejor agradecimiento que puedes ofrecerte a ti mismo. El interés, el cariño y el amor no hablan el mismo lenguaje que el egoísmo o la indiferencia.
La atención no se mendiga ni se acepta en migajas. Si lo hacemos estaremos cometiendo una gran injusticia emocional con nosotros mismos. El cariño se debe demostrar en equilibrio, pues será la base que cimiente nuestra relación.
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