Sesenta y dos militantes kurdos y dos soldados turcos han muerto después de cuatro días de enfrentamientos en el sureste de Turquía, donde las fuerzas de seguridad reforzaron las operaciones contra el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK, por sus siglas en inglés), informaron fuentes del ejército y de seguridad.
Un soldado turco fue asesinado en un enfrentamiento el sábado en el distrito sur, que en las últimas dos semanas ha permanecido bajo un toque de queda de la policía, en la provincia de Diyarbakir, de mayoría kurda.
Uno de los dos soldados que resultó herido el viernes en la ciudad fronteriza de Cizre, también sucumbió a sus heridas, dijo el ejército.
También informó de que el número de militantes kurdos que murieron tras cuatro días de operaciones en Cizre y Silopi, cerca de las fronteras de Siria e Irak, había sido de 62 personas. Las ciudades, ambas bajo el toque de queda, son los objetivos centrales de la última ofensiva de Turquía contra el PKK, en la que, según la prensa, están participando unos 10.000 policías y soldados, respaldados por tanques.
El presidente turco, Tayip Erdogan, dijo esta semana que los militantes kurdos serían «aniquilados» en sus trincheras y casas y que las operaciones continuarán hasta que el área sea «limpiada» de militantes y sus barricadas se hayan destruido.
Las conversaciones de paz entre el líder del PKK que se encuentra encarcelado, Abdullah Ocalan, y Turquía se bloquearon a comienzos de 2015. Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea ha denominado al PKK como un grupo terrorista.
