Una extensa investigación indica que la forma bajo la cual toma decisiones una persona se halla entre los factores principales que determinan si será propensa o no al suicidio. La toma de decisiones de alto riesgo es mayoritaria entre muchos padres de personas que se suicidaron, lo que podría servir para explicar la aparente “heredabilidad” de este rasgo de personalidad.
El Dr. Fabrice Jollant, profesor de psiquiatría en la Universidad McGill en Montreal, Quebec, Canadá, ha dedicado muchos años a investigar rasgos de personalidad que puedan estar asociados a la propensión al suicidio. Su estudio más reciente sobre el tema ayuda a demostrar cómo la dificultad de tomar decisiones eficaces puede predisponer a un individuo al suicidio, y por la misma razón, este conocimiento puede conducir a soluciones potenciales para la prevención.
Los pensamientos suicidas pueden ser estudiados de manera indirecta. Estudios anteriores se han centrado en personas que han intentado suicidarse. En la nueva investigación, para poder entender la vulnerabilidad ante el suicidio y estudiar la dimensión familiar, el Dr. Jollant y sus colegas se centraron en los parientes cercanos de individuos que se suicidaron, incluyendo los padres, hermanos y hermanas que tenían una buena salud mental. Llevaron a cabo pruebas neuropsicológicas. No es raro que los parientes cercanos de personas que se suicidaron tengan algunos rasgos relacionados con la propensión al suicidio, incluso si nunca los expresaron a través de un intento de suicidio.
Una de estas pruebas psicológicas para detectar rasgos suicidas tiene forma de juego de apuestas, y en ella los jugadores deben procurar ganar tanto dinero como sea posible eligiendo cartas de entre varios montones. Algunos montones tienen un mayor riesgo: a veces compensan mucho, pero se pierde a largo plazo. Otras pilas son más seguras: las ganancias son pequeñas pero las pérdidas también lo son. Mientras que las personas de familias sin suicidios aprenden a elegir los montones que compensan a largo plazo, los parientes de suicidas continúan haciendo elecciones de alto riesgo, incluso después de numerosos intentos, demostrando por tanto un grado superior de dificultad en el aprendizaje de riesgos a partir de sus experiencias.
Una escaneo del cerebro por resonancia magnética funcional confirmó que en las personas con parientes de sangre suicidados, ciertas áreas de la corteza prefrontal, empleadas para la toma de decisiones, funcionan de modo diferente a como lo hacen en gente sin familiares suicidados, y de forma similar a las de aquellas que han intentado suicidarse.
¿Por qué las malas decisiones llevan al suicidio?
Según el Dr. Jollant, las personas que tienen tendencia a tomar decisiones arriesgadas se inclinan hacia soluciones que proporcionan beneficios a corto plazo a pesar de su alto riesgo, en vez de hacia soluciones que son más seguras a largo plazo. También tienen dificultades en identificar soluciones alternativas cuando se enfrentan a un problema. Esto puede explicar la relación entre la toma de decisiones y el suicidio. Dentro del contexto de una depresión importante, esta dificultad de tomar buenas decisiones puede traducirse en elegir la muerte, que es una solución que termina inmediatamente con el sufrimiento, a pesar de sus consecuencias irreparables, sin ver ninguna solución alternativa.
Añadamos a esto el hecho de que tomar malas decisiones en la vida produce en general resultados capaces de generar estrés. Las personas que toman decisiones arriesgadas experimentan más problemas en sus relaciones personales, lo cual constituye un desencadenante clásico hacia crisis que terminan en suicidio.
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