Me he atrevido a expresar, lo que entiendo es imposible, el significado del nacimiento de un hijo para un padre. Ser padre es llenarse de Dios, un espíritu te habita para controlar los latidos de tu corazón, para contener las lágrimas de felicidad que casi salen a choros, para sostener tu mandíbula y para mantener la pigmentación de tu piel. Es un ángel el que cuida de ti en ese momento, sin lugar a dudas.
Es un momento donde se detiene el tiempo, sientes que flotas en el aire, no hay dolor, pesar, tristeza o melancolía. Todo se conjuga en un mundo mágico y maravilloso donde empiezas a descubrir el verdadero milagro de la vida. En un momento te pasa toda tu vida frente a tus ojos, despiertas de un letargo de emociones (llamadas tristezas y alegrías).
Por primera vez empiezas a ver el mundo con los ojos reales, hasta entonces, estamos ciegos, sordos y mudos. Los hijos hacen que nos maravillemos del milagro de estar vivos, entonces comprendes lo frágil que eres, tan humano y tan divino. Empiezas a ser agradecido con tus padres, porque ahora es que lo entiendes, por todo lo que sacrificaron por darte la vida y llevarte a donde estás.
El amor materno y paterno no tiene un precio calculado en moneda existente. Nunca le pagaremos a nuestros padres el amor que nos dieron con su cuidado y esmero.Solo los hijos nos hacen comprender la deuda que tenemos con nuestros padres, una deuda de amor infinito.
De pronto el mundo empieza a girar sobre su propio eje, hasta entonces solo giraba. Ya nada puede ser ni será igual nunca jamás. Existe una razón para atrevernos a dar realmente lo que somos, para llevar nuestro potencial hasta su máximo esplendor. De momento tus fuerzas se renuevan, las pasiones se funden en un deseo irresistible de compartir con esa parte de tu ser que ha llegado para compartir tu existencia y hacerla más llevadera.
He intentado definir el milagro del nacimiento de un hijo para un padre, lo cierto es que no hay palabras o expresiones que definan claramente dicho fenómeno, estas son simples ponderaciones.
Nota al lector: Cuando DominicanosHoy conoció que nuestro colaborador, Elvy Contreras, había ascendido a ese alto escaño de la paternidad en días recientes, de inmediato le pidió que redactara un artículo donde expusiera esa profundidad reflexiva que le caracteriza y que, en este caso, multiplica frases como esta de “entonces comprendes lo frágil que eres, tan humano y tan divino”; o esta otra: “Ya nada puede ser ni será igual nunca jamás. Existe una razón para atrevernos a dar realmente lo que somos…”.
Felicitamos a nuestro amigo y agradecemos que su pluma sirva, una vez más, para exponer lo que otros padres dominicanos y del mundo sienten ante el misterio de la paternidad. Gracias.
