Oakland.- No se trata de una película de James Bond, ni tampoco Timothy Dalton es el protagonista. El thriller de las Finales de la NBA deja a unos Golden State Warriors que viajarán a Cleveland con una ventaja de 2-0 en la serie después de vencer en el Juego 2 ante los Cavaliers (110-76). Su capacidad para ejecutar desde el perímetro marcó la diferencia de una cita en la que los visitantes no fueron capaces de frenar el potencial ofensivo de unos californianos que fueron de menos a más. Lograron un balance de 15-de-33 desde el perímetro (45.5 por ciento) y un 54.3 por ciento de efectividad en tiros de campo. Los Cavs no pasaron del 35.4 en lanzamientos y tan solo lograron cinco triples. El dominio fue absoluto y el conjunto de Tyronn Lue está contra las cuerdas.
Stephen Curry (18 puntos, 4-de-8 desde el perímetro, nueve rebotes y una asistencia) se vio obligado a pasar más tiempo del necesario en la banca después de acumular tres faltas personales al descanso y una cuarta al comienzo del tercer periodo, a pesar de ello, el juego grupal primó de nuevo para llevar en volandas a los vigentes campeones. En esta ocasión no fue la segunda unidad quien marcó la diferencia de una manera tan abrumadora, aunque su aporte fue sensacional gracias especialmente a Leandro Barbosa (10 puntos con 6-de-6 en tiros de campo), Shaun Livingston (siete puntos y cinco asistencias) y Andre Iguodala (siete puntos, cinco rebotes y tres asistencias), pero fueron varios los hombres que demostraron tener licencia para ejecutar. Curry y Klay Thompson (17 puntos, 4-de-8 en tripes, y cinco asistencias) disfrutan del beneplácito de Steve Kerr para lanzar cómo y cuándo les plazca.
«Nadie más lo tiene permitido», comentó el entrenador antes de la cita.
A no ser, claro está, que un jugador como Draymond Green (28 puntos, siete rebotes y cinco asistencias) esté más afinado que un Stradivarius de la Filarmónica de Viena. El alero marcó la pauta de la efectividad de unos Warriors que comenzaron errando los cuatro primeros intentos a canasta. Green abrió la lata y no la cerró hasta que no alcanzó un balance de 5-de-8 en triples y 11-de-20 en tiros de campo. Con él sobre la duela los californianos disfrutaron de 20 puntos de diferencia.
El razonamiento de Kerr tiene una base estadista infalible. Curry y Thompson son dos de los mejores anotadores de la liga. El armador fue capaz de alcanzar 402 triples durante la temporada regular (nadie en la historia de la NBA alcanzó tantos triples en una campaña), incluso superó el récord del año pasado, cuando registró 286. Esta postemporada acumula 51 anotaciones certeras desde el perímetro. Además, fue el jugador que más puntos promedió durante el año con 30.1 PPP. El escolta, por su parte, ha sido el segundo máximo anotador desde la línea de tres durante las dos últimas temporadas con 276 y 239 triples en las dos últimas temporadas.
Cada año mejoran sus registros, deciden más partidos conectan al público con más intensidad, son más y más determinantes. Los ‘Hermanos Splash’ han demostrado de lo que son capaces y Kerr les ha dado vía libre para que aniquilen a sus rivales desde cualquier punto de la duela.
«Esos chicos tienen permitido lanzar las veces que ellos quieran», afirmó el coach. «Esa es la regla. Steph y Klay pueden, nadie más lo tiene permitido. Creo en su juicio».
Y en el Juego 2 dictaron sentencia al contribuir a un festival de aciertos en el perímetro al que invitaron a Green. A la fiesta se unió también Marreese Speights e Ian Clark con dos triples en los minutos de la basura.
«En el momento en que comienzo a quejarme de sus malos lanzamientos, tengo que hacer esto: ‘Oh, sí, en Oklahoma City, en el Juego 6, Klay lanzó cinco tiros malos que nos ayudaron a ganar», agregó el Coach del Año en 2016. Los malos lanzamientos de esos chicos guardan una definición diferente a los del resto. No me importan los tiros que intentaron en el Juego 1. Estarán en mejor ritmo esta noche, me sorprendería si no lo hicieran bien», apuntó antes del encuentro de este domingo.
Dicho y hecho, brillaron cuando hizo falta y se aprovecharon de un Green espectacular. Defensivamente, los Warriors contuvieron a unos Cavaliers diezmados después de que Kevin Love abandonara la duela.
«Perder a uno de nuestros tres jugadores más importantes es siempre un impacto. Por ahora está pasando el protocolo y lo evaluamos día a día», afirmó el coach de Cleveland, Tyronn Lue. «Ni siquiera sé qué sucedió, pero durante el descanso no mostró ningún síntoma. No habló de ello. Después, cuando regresamos en el tercer cuarto, le vi en un tiempo muerto y vi que estaba algo mareado. Regresó a la duela un segundo y le tuvimos que sacar», agregó.
Tras la marcha de Love, LeBron James se quedó solo y Kyrie Irving estuvo muy alejado de los que se espera de él. Sufrieron la intensidad defensiva de los locales (mención especial a las cuatro tapas de Andrew Bogut en el primer cuarto, alcanzó seis en total, el máximo de su carrera).
A pesar de la victoria, los Warriors encadenaron muchas pérdidas de balón, fruto de la urgencia y las malas decisiones (21 pérdidas que permitieron 20 puntos a los Cavaliers), aunque también provocaron que los visitantes sufrieran en la circulación de balón (18 pérdidas con 26 puntos capitalizados).
Los 34 puntos de diferencia con los que vencieron los Warriors evidencian la amplia superioridad que están mostrando en unas Finales en las que los Cavaliers tienen que plantearse muchas cosas de cara a los dos juegos en su feudo.
Los Warriors son una máquina, hay licencia para ejecutar
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Story
Page