Tatiana, con su abultado vientre de embarazada cubierto con una camiseta decorada con el logo de la guerrilla de las FARC, se inclina para acariciar el pelo del hijo adolescente, como para asegurarse que realmente está a su lado.
La madre de 36 años de edad, es una veterana combatiente con 19 años en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), grupo rebelde que firmará un acuerdo de paz con el Gobierno la próxima semana para poner fin a un conflicto armado de 52 años.
A medida que los delegados rebeldes de todo el país se reúnen para ratificar el acuerdo en Los Llanos del Yarí, en el sur de Colombia, las bases se disponen a entregar sus armas y a regresar a sus familias que muchos no han visto desde hace décadas.
El nuevo bebé de Tatiana, que nacerá en diciembre, tendrá una vida muy diferente a la de su medio hermano de 17 años, que pudo venir a visitar a su madre en este campamento, la primera vez que la ve desde que tenía dos años.
«Esta vez las cosas han sido más llenas de alegría. Me siento contenta que la situación va a ser diferente, más tranquila», dijo Tatiana, sentada al lado de Omar, su pareja de 28 años. «Estoy muy feliz».
Tatiana tuvo su primer hijo, que se negó a ser entrevistado, a los 19 años, dos años después de unirse a las FARC. Fue criado por su hermano lejos de los combates y bombardeos militares.
El tímido adolescente, que con frecuencia tocaba la mano de su madre o la abrazaba, sonrió con tristeza cuando Tatiana le pidió volver a la escuela. La mujer se unió a la guerrilla en parte debido a que sus pobres padres no podían financiar su educación.
Su actual embarazo fue un accidente. Las parejas de guerrilleros deben solicitar permiso a sus comandantes para tener relaciones sexuales, no es permitido tener hijos y ha habido denuncias de abortos al interior de la guerrilla. Los bebés por lo general sólo pueden nacer si un pariente de uno de los padres se compromete a cuidarlo.
Ahora que está cerca la firma del acuerdo de paz, las parejas de las FARC están contemplando la paternidad, antes prohibida.
«Hasta ahora lo estamos pensando como posibilidad», dijo Yefferson, de 36 años, que ha estado con su pareja Patricia durante seis años.
«Nosotros queremos tener una familia, pero una familia donde nuestros hijos los podemos educar, donde nuestros hijos pueden ser unos profesionales (…) que nuestros hijos no vayan a pasar lo que nosotros pasamos, lo que nosotros vivimos», agregó.
A pesar de la inminente llegada de su primer hijo, Omar aseguró que todavía está comprometido con la causa marxista y volvería a luchar si el acuerdo de paz no se concreta, incluso dejando a su primogénito.
«Si el Gobierno no nos cumple y si nos toca dejar eso e irnos nuevamente a la selva, si toca dejarlo, se deja con alguien responsable que responda por él, y si toca dejarlo lo hacemos», advirtió.
